Mientras, los fondos buitre ya no tendrían un motivo para oponerse a que el juez Thomas Griesa reponga el stay, que es la medida cautelar que le permitiría a la Argentina completar los pagos pendientes por los vencimientos del 30 de junio, trabados por el magistrado y por cuya mora entraría esta medianoche en default.
Según opinó Gastón Rossi, Director de LCG y ex Secretario de Política Económica, "en el corto plazo, lo más importante es convencer al juez Griesa de la voluntad negociadora de la Argentina para que autorice el pago de los intereses del Discount y se evite caer en default. Sucedido esto, se dispone de tres meses para avanzar en las negociaciones, tiempo más que suficiente para alcanzar un acuerdo”.
"Si los bancos finalmente compran la sentencia, se trata de la alternativa más ‘aséptica’ en términos legales, ya que al ser una negociación entre privados no existe ninguna posibilidad de que se gatille la cláusula RUFO”, consideró Rossi.
"Por otra parte, permitiría posteriormente una negociación entre los bancos y el Gobierno argentino sin la amenaza de un default inminente y con un abanico mucho más amplio de posibilidades para llegar a un arreglo”, agregó.
En tanto, Diego Burzaco, economista jefe de Inversor Global, coincidió en que "en principio la cláusula RUFO no se dispararía por ser un acuerdo entre privados sin la participación del Estados Nacional”.
"Lo ideal es que los bancos locales puedan hacerse de todos los bonos que están amparados bajo el fallo de Griesa, para no dejar posibles vacíos legales cuya interpretación pueda disparar la cláusula”, opinó.