Consultados acerca de esta no poca onerosa actitud, (se está
cobrando hasta cien pesos por hora de clase particular) las opiniones fueron
coincidentes al señalar que observaron que los niños "no saben nada ni
entienden nada de nada lo que lisa y llanamente significa que en la escuela no
les enseñan nada o les enseñan mal, además en las escuelas viven de paros y
asambleas”, comentó un preocupado un padre.
A su vez, agregó que "los chicos mismos comentan que casi
todos los días tienen hora libre y cuando está el docente, les entregan una
fotocopia y un cuestionario sin explicarles nada, para que ellos se las
arreglen como puedan. Nunca les revisan las carpetas ni los trabajos
encomendados”.
Si esta situación fuera de unos pocos padres, el caso
pasaría casi desapercibido y hasta tradicional, pero cuando el número de padres
que contratan maestros particulares es tan grande, significa un llamado de
atención a las autoridades del Ministerio de Educación y al Gobierno mismo
porque sin decirlo, los padres, responsables de la formación de los niños están
acusando que la escuela y los mismos docentes no están cumpliendo cabalmente
con sus funciones.
Un caso excepcional lo presenta en Andalgalá, la escuela
privada en la que no hay paros ni suspensiones de clases, las que son
permanentemente monitoreadas por los directivos de la misma, institución que ya
no tiene cupo para recibir más alumnos.
Un tema para pensar y cuestiones para replantear y corregir
porque por la ineptitud e indiferencia de los responsables, quien pagará los
costos de la pésima calidad educativa, será la propia gobernadora.