Testimonio desgarrador de sobreviviente que perdió a toda su familia

Se trata de Gerónimo Ahumada, quien contó todo lo ocurrido antes del alud en El Rodeo. Todo lo que tuvo que pasar junto a su familia antes de llegar a la villa veraniega el día del alud y las señales que se le presentaron en el camino. A los gritos alertó a la gente que se venía una creciente y salió en busca de sus hijas y su esposa. Intentó salvarlas hasta último momento, pero ellas perdieron la vida. La pesadilla sin fin de un hombre que perdió todo.
miércoles, 29 de enero de 2014 11:51
miércoles, 29 de enero de 2014 11:51

En una entrevista radial en FM Valle Viejo, Gerónimo contó todo lo ocurrido antes de llegar a El Rodeo. Él junto a su esposa y sus dos pequeñas hijas partieron ese jueves 23 a la mañana desde la terminal hacia El Rodeo. No pudieron tomar el primer colectivo debido a que mucha gente se dirigía hacia el lugar y no quedaban ubicaciones.

Esperaron pacientes por dos horas a que llegara el otro micro para la partida. Finalmente a las 10 de la mañana subieron y cerca de la estación de servicio Amengual, ubicada en Av. Ocampo, el colectivo se rompió. Esperaron por el lapso se una hora, hasta que siguieron camino.

Parece que el destino les estaba marcando señales que les impedían llegar a El Rodeo, tal como lo contó el propio sobreviviente. "Ese día llegamos con mucho percance en el camino, hoy pensándolo en frío quizás eran señales que no debíamos ir”, manifestó el hombre.

Finalmente, cerca del mediodía llegaron a la villa veraniega, donde durante el día compartieron con otras familias que estaban acampando en el camping junto a ellos.

Por la noche, su mujer con sus dos hijas se van a la confitería y Gerónimo se fue a bañar. En el momento en que se estaba cambiando de ropa en la carpa, comenzó a sentir fuertes vibraciones y ruidos. Inmediatamente salió de la carpa y comenzó a gritar "se viene la creciente” sin saber ni haber vivido nunca este tipo de fenómeno.

La gente que se encontraba en el lugar, primero lo miraba como si estuviera loco, pero después comenzaron a correr detrás de él que salió en búsqueda de sus hijas y su mujer. "Pegué un salto y salí corriendo a buscar a mis hijas y mi esposa”, relató al agregar que "se sentía cada vez más fuerte la vibración y la llegada del agua; se sentían muy fuertes los rayos, parecía una pesadilla”.

En la desesperación de no saber qué hacer, salió corriendo de la mano junto a su esposa e hijas y llegaron a la casa de Sergio Díaz que se encontraba en una lomada, pensando que allí el agua no iba a llegar.

A los gritos pedían ingresar a la vivienda, a lo que Díaz salió a atenderlos sin entender lo que pasaba. El hombre, bien tranquilo, le dijo que en el lugar iban a estar a salvo, dándoles hospitalidad en su casa y brindándoles la tranquilidad que nadie tenía en ese momento.

"En un momento me llama a mi solo al porche de su casa y me señala el río que se había armado por donde habíamos venido con mis hijas y esposa. Era un río negro turbio que arrastraba autos como si fueran juguetes”, contó Gerónimo.

"Me dijo que la creciente no iba a llegar hasta ese lugar. Abro una puerta del fondo de la casa y veo que corría agua e inmediatamente cerramos la puerta. Pasaron unos segundos y comenzó a correr un agua espesa”, prosiguió hasta recordar que el agua estaba tapándolos.

La familia de Gerónimo estaba en el baño y por el ventiluz que rompió con sus propias manos lograban respirar. En tanto la familia de Sergio Díaz quedó en una de las habitaciones, y en un momento, contó que sintió los gritos de la mujer que llamaba a su esposo, y al no responderle, pedía ayuda para que se lleven a su hija, suponiendo que a ellas ya las estaba tapando el agua.

"Después le dije a mi mujer al último que nos larguemos porque me llegaba el agua al cuello, yo ya las estaba sosteniendo sobre el ventiluz. Le dije me ahogo como una rata, nos larguemos los cuatro pero no nos soltemos. Agarra bien las chiquitas, nos agarremos bien y tenemos una esperanza afuera”, manifestó.

"Todos agarrados. Nos largamos del ventiluz, caemos al agua, y nos arrastró la correntada en bajada, porque la casa estaba en alto. En eso que nos llevaba la correntada me di un golpe con un árbol, o una piedra. El golpe me las arrebató de las manos, ahí fue cuando yo las solté, por el golpe, sino jamás las hubiera largado. Cuando recibí el golpe no quedé inconsciente y manoteé para el lugar donde estaban pero no había caso. Me pasó ropa de alguien u otro cuerpo y pensé que era una de ellas y quise agarrarla”, recordó en su desgarrador relato.

"Llega un momento en que por un hecho fortuito, una suerte, la creciente agarró por la derecha río abajo y hacia la izquierda había pasado. Yo me quedé agarrado ahí”, indicó. Después dijo que vio a un hombre parado al lado suyo, quien lo invitaba a ir a la civilización.

En el estado en que estaba, todo golpeado, no podía pararse por lo que decide quedarse en el lugar. En ese momento se durmió y se despertó recién cuando escuchó que su mujer lo nombraba a los gritos. Cuando despierta mira hacia al costado, eran unas linternas que estaban a unos 50 metros.

"La buscaba girando la cabeza pero no la encontraba. En un momento giro la cabeza y veo unas linternas, como que ella me despertó para que la viera. Intenté gritar pero no me salía nada, hasta que logré pegarles dos gritos y vi las luces que se movían como si vinieran corriendo”, expresó.

"Tenía la esperanza de que ellas se hubiesen agarrado de algo. Preferiría que me torturen todos los días, que me operen sin anestesia el corazón, que me saquen las entrañas pero que me devuelvan a mis tres amores vivos”, concluyó.

 

 

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