El Área de Adultos Mayores del Secretariado para la Familia
de la Conferencia Episcopal Argentina invita a festejar este día, pues es una
bendición de Dios tener larga vida y los abuelos son el baluarte de la fe y la
memoria de las familias.
Una antiquísima tradición conservó los nombres de los padres
de la Virgen María, que fueron un eslabón del proyecto de salvación de la
humanidad. Joaquín y Ana tuvieron la inmensa suerte de haber podido cuidar y
tener en su hogar a la Madre de Dios, la madre de Jesús.
La Iglesia tuvo siempre especial atención a los abuelos
reconociendo que constituyen una gran riqueza humana, social, religiosa y
espiritual.
El próximo sábado, 26 de julio, memoria litúrgica de San
Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María y abuelos de Jesús, es el Día de
los Abuelos, y por extensión el día de los adultos mayores o ancianos. Con ese
motivo el Área de Adultos Mayores del Secretariado para la Familia de la
Conferencia Episcopal Argentina invita a parroquias, movimientos y comunidades
a festejar el día de los abuelos y de los ancianos, pues es una bendición de
Dios tener una larga vida y los abuelos son el baluarte de la fe y la tradición
de las familias.
Una antiquísima tradición conservó los nombres de los padres
de la Virgen María, que fueron un eslabón del proyecto de salvación de la
humanidad. San Joaquín y Santa Ana tuvieron la inmensa suerte de haber podido
cuidar y tener en su hogar a la Madre de Dios, la madre de Jesús.
La Iglesia prestó siempre una atención especial a los
abuelos reconociendo que constituyen una gran riqueza humana y social como
también desde el punto de vista religioso y espiritual.
Muchas veces el papa Francisco recordó la importancia de las
personas mayores, como cuando dijo que "el cuidado que se da a los ancianos es
un indicador de la calidad de una comunidad”. Cuando los ancianos son echados
fuera, cuando son aislados y a veces se desvanecen por la falta de cuidado, es
un signo terrible”.
Próximo encuentro del papa Francisco con los abuelos
Precisamente el papa Francisco, preocupado por la situación
de los ancianos, se encontrará con ancianos y abuelos el próximo 28 de
septiembre en la Plaza de San Pedro, durante la primera jornada internacional
dedicada a la tercera edad que organiza el Pontificio Consejo de la Familia.
El encuentro, cuyo lema es "La bendición de la larga
vida", está inspirado en las numerosas intervenciones del pontífice sobre
la situación de las personas mayores en la que recuerda la tragedia de la
cultura del descarte que corresponde a un "pueblo que no custodia a sus
ancianos" y en la que "se descarta a los ancianos, con actitudes tras
las cuales hay una eutanasia escondida".
El arzobispo Vincenzo Paglia, presidente del dicasterio
vaticano, presentó el encuentro del 28 de septiembre como una ocasión para
reafirmar que los ancianos "no son solo objeto de atención y cuidados,
sino también sujetos de una nueva perspectiva de vida".
"Gracias a Dios -añadió- la expectativa de vida ha
crecido, pero por otra parte, este dato no ha llevado aparejado un enfoque
pertinente ni en la política, ni en la economía, ni en la cultura. Por lo
tanto, hay que replantearse la ancianidad y el compromiso de los ancianos en el
mundo y en la Iglesia. Y también el de la Iglesia hacia ellos".
"Es muy importante para nosotros y para las familias del
mundo presentar, poner una luz sobre esta etapa de la vida”, afirmó. "Las
personas mayores y los abuelos no son solo parte del cuidado pastoral”, sino
que tienen "una particular vocación”.
Ser anciano, afirmó, es "una vocación”, para transmitir la
fe, para orar, para leer las Sagradas Escrituras, para promover una cultura de
la esperanza, para promover una cultura de la fe compartida, compartir una
manera de permanecer en el mundo para las nuevas generaciones”.
Un testimonio para reflexionar
Hace poco, el portal de Internet "Análisis Digital”, del
arzobispado de Madrid, reprodujo un artículo titulado "Debería estremecernos”
escrito por César Valdeolmillos Alonso, columnista de la Cadena de Ondas
Populares Españolas (COPE) y del diario Siglo XXI, cuyo texto completo AICA
desea consignar con el propósito de colaborar en la reflexión con motivo del
Día del Abuelo y del anciano.
Debería estremecernos...…
"Hace unos días escuché decir al presidente de Canarias, que
en los hospitales de su comunidad autónoma había 400 camas ocupadas por
personas mayores a las que se les había dado el alta clínica y a las que sus
familiares no iban a recoger.
"He de confesar que en principio no di crédito a estas
declaraciones. Pensé que se trataba de una estrategia política para conseguir
más recursos del Estado. Lamentablemente la noticia fue confirmada más tarde
por personal facultativo. ¡No me lo podía creer! La información ponía de
manifiesto tal indignidad, me conmovió tan intensamente, que sentí vergüenza de
pertenecer al género humano.
"Pero el problema no quedaba ahí. Interesado en el tema
seguí investigando y averigüé que en los períodos vacacionales, feriados
puentes y festividades señaladas como Semana Santa y otras, se produce en los
hospitales un considerable aumento de ingresos de personas mayores.
Ante esta realidad me vino a la mente la frase que de
pequeño tantas veces había escuchado a los mayores: Un padre, una madre, es
para diez hijos y diez hijos no son para un padre. Siendo pequeño, nunca llegué
a entender su significado. Hoy me avergüenzo al constatar el significado de tan
lacerante aguafuerte. Y pienso en la tristeza, en el inmenso vacío que en su
alma tienen que sentir esos padres y, sobre todo, esas madres, que habiendo
entregado su vida a sus hijos, que habiéndose privado muchas veces de lo
imprescindible para que nada les faltase, hoy ellos se desentienden, miran
hacia otro lado y resulta que a todos les es materialmente imposible atender a
sus padres ancianos. En el mejor de los casos los soportan unos cuantos días en
cada casa y a regañadientes.
"Ellos se sacrificaron para que sus hijos lo tuvieran todo;
ahora no son merecedores de nada; estorban; son un incordio; solo causan
molestias y problemas con sus manías que resultan insoportables. Por eso tienen
que andar con la maleta a cuestas de casa en casa cada mes. Como decía la
antigua copla: "…son como la falsa "monea”, que de mano en mano va, y ninguno
se la "quea”.
"¡Qué paradoja! Como la falsa "monea” y ninguna tan
auténtica.
"Dicen que los mayores se vuelven muy absorbentes. ¿Porque
se niegan a ser un mueble y reclaman estar con todos y no aislados en otra habitación?
Ellos quieren seguir siendo un miembro activo más de la familia; que se les
tenga en cuenta, poder opinar y dar su parecer. Se niegan a ser ese objeto que
no nos atrevemos a tirar, pero que no sabemos qué hacer con él, ni dónde poner.
"Cuando nosotros éramos bebés, nuestros padres nos mostraban
al mundo con gozo y contento. Hoy nosotros nos avergonzamos de ellos y de sus
carencias y procuramos ocultarlos a los ojos de los demás.
"Si pensásemos menos en nuestro propio disfrute y solo un
poco en todo lo que ellos nos han dado, nos detendríamos un instante en nuestra
delirante búsqueda de una falsa felicidad, les miraríamos a los ojos y en ellos
veríamos una desesperada súplica de comprensión, de cariño y de ternura. Esos
ojos que amorosamente acunaron nuestro sueño; esos ojos que tantas noches
velaron con entrega y angustia nuestra enfermedad; esos ojos que hoy con
ansiedad nos demandan unas migajas de cariño y veríamos cómo nos dicen: "Mira
como me encuentro… te entregué todo lo que era… mi juventud… mi energía… mi
vida… todo mi ser… Hoy… ya no puedo evitar ser lo que soy… Sé que la vida ha
pasado para mí; no tengo la culpa de que el tiempo me haya convertido casi en
un despojo… por favor, no me rechaces… no me eches de tu vida… no me apartes a
un lado del camino… sin ti, ya no me puedo valer… yo te sigo llevando en mi
corazón… perdóname si alguna vez no fui como tú esperabas que fuese… no me des
la espalda… dame tu mano y ayúdame…”.