El problema de la basura en las ciudades

El concepto de ambiente hoy, por pragmatismo más que por definición, es político; compete a la polis y debería importarle a cada uno, viviendo en la ciudad y saber hacerlo, buscando el equilibrio entre los subsistemas que lo componen.
sábado, 27 de agosto de 2016 09:44
sábado, 27 de agosto de 2016 09:44
La basura es un gran problema de todos los días y un drama terrible para las grandes ciudades de los cuales provoca infecciones y enfermedades, de contaminación ambiental y de alimañas, además de constituir un problema de recolección y almacenamiento que cuesta mucho dinero.
Los seres humanos viven  en un lugar -rural o urbano- donde  respetar el entorno es un deber de todo ciudadano.
La gente modifica el medio ambiente con sus actividades: talando árboles,  quemando combustible,  cultivando la tierra. Al ser miles de millones y disponer de mucha tecnología, estas modificaciones pueden ser importantes y afectar a todos los ecosistemas.
 La relación de los hombres y la naturaleza es un asunto de costo y beneficio; es –o debería ser- un asunto  racional y no de ideología.
El  ambiente es un concepto complejo; la interdependencia de las partes no permite la marginación de ninguna de ellas, pues se corre el riesgo de dañar el sistema, como suele ocurrir. Dichas partes son tres: el ambiente natural, el ambiente sociocultural  y el ambiente construido o tangible.
Una ciudad es un lugar edificado por el hombre para su comodidad, tiene sus ventajas, aunque la naturaleza está, en buena medida, ausente. Sólo los parques, las orillas de los ríos, las mascotas,  y a veces los roedores, insectos, y arácnidos (arañas) nos recuerdan la naturaleza. 
El concepto de ambiente hoy, por pragmatismo más que por definición, es político; compete a la polis y debería importarle a cada uno,  viviendo en  la ciudad y  saber hacerlo, buscando el equilibrio entre los subsistemas que lo componen.
La Ciudad  Autónoma de Buenos Aires entierra a diario más de 6.000 toneladas de basura en rellenos sanitarios, ubicados en el conurbano bonaerense; de ellas sólo el 30% es tratada correctamente, de manera formal; el resto se distribuye entre uno de los  cien basurales clandestinos, a cielo abierto, que se convierten en fuente de contaminación ambiental de aguas y napas, receptores de desechos peligrosos, donde pululan los roedores con el peligro de enfermedades como la peste bubónica. Todo resulta de una falta de  políticas, a veces por desidia o incapacidad. ¿Qué acciones podrían llevarse a cabo?  Usar el residuo del té, mate o café como abono de las plantas en el hogar o los residuos del café para producir hongos comestibles o transformar los cardos, allí donde crecen como maleza, en productos químicos para diferentes usos.  
Las localidades deberían aprovechar los recursos que tienen disponibles para sumarlos y transformarlos en  bienes útiles, sin dañar el ambiente y tal vez como  una salida laboral. 
¿Y qué puede hacer el ciudadano  para buscar una solución al problema? Una fórmula para el manejo de la basura es la reutilización de la misma. Es decir, enseñar a las personas que muchas cosas que tiran pueden ser útiles para otros. Y enseñarlos, además, para que mejoren su conducta frente al ambiente, como no quemar la basura en las cunetas ni en el patio o jardín;  separarla para que el recolector de residuos la deposite en el lugar adecuado. Si un vecino quema la basura, hablar con él y explicarle que al hacerlo se perjudica y nos perjudica  y sobre todas las cosas  poniéndose  al servicio de  resolver  los problemas, en vez de sumarse a la gente que critica  sin hacer nada al respecto.

Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).

22
7