Dentro de ellos emerge la historia, distante, pero muy cerca
del espectador: papers científicos, piezas tipo lego que simulan la estructura
del ADN, tubos de ensayo, obras de arte, esculturas; un espacio que invita a
recordar la cultura científica del pasado y reflexionar sobre ella. Son los
museos de ciencia y tecnología los protagonistas de tan titánica tarea
pedagógica.
En su libro Origen y desarrollo de los museos interactivos
de Ciencia y Tecnología , la doctora en comunicación, Diana Cazaux, se sumerge
en el mundo de la museología científica para analizar la función social y
educativa de este tipo de museos. En tal sentido, hace un recorrido por los
principales museos del siglo XV hasta llegar a los que, hoy en día, utilizan herramientas
digitales para ser consultados. Tal como lo expresaba Confucio: "Me lo contaron
y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí”.
En su obra, usted hace
un recorrido por el siglo XV para explicar la evolución de los conceptos de
Ciencia, Técnica y Tecnología y su impacto en los museos e instituciones
educativas. ¿En qué momento la noción de interactividad comenzó a ser un
principio fundamental para la difusión del conocimiento?
Los Science Museum o Museos de Ciencia y Tecnología nacen
con la idea de conservar y exponer las herramientas con las que se estaban
produciendo las revoluciones tecnológicas de la época. En estos museos apareció
por primera vez la necesidad de vincular de una manera más activa a los
visitantes, incluyendo un enfoque demostrativo de cómo funcionan las cosas a
partir de exhibiciones que reaccionan a la puesta en marcha por parte del
visitante, cuyo papel es receptivo.
Hablar de
interactividad presupone un esfuerzo intelectual por parte de un sujeto emisor
para retroalimentarse de un sujeto receptor y viceversa. En tal sentido, ¿el
hombre que se relaciona con sus pares en sociedad es interactivo por naturaleza
o, más bien, la interactividad es producto del avance tecnológico y digital?
Con los avances tecnológicos y su "interacción” con el ser
humano, el concepto de interactividad se está alejando de lo que fue alguna vez
su definición más purista: aquella que, como usted bien destaca, se remonta a
la clásica conversación entre seres humanos, donde la reciprocidad en la
información es la más compleja y enriquecedora que se podrá ver bajo cualquier
medio; no hay nada más interactivo que la comunicación entre iguales, sobre
todo en un medio presencial.
O sea que la
interactividad se ve afectada con el surgimiento de nuevos dispositivos
interactivos, como la televisión digital...
En realidad, en la actualidad, la interactividad se ha
convertido en un adjetivo calificativo, por ejemplo, cuando hablamos de televisión
interactiva, pero ¿qué hay de cierto en esto? La televisión interactiva no es
realmente interactiva, tampoco son interactivas la gran mayoría de CD-ROM, las
animaciones de Flash o la lectura de un libro. Enseñan una falsa idea de que
podemos transformar el contenido y la experiencia que tenemos con distintos
tipos de productos, cuando es realmente el usuario quien sigue siendo el
receptor, unidireccional, sin posibilidades de encontrar una experiencia
modificable de un producto o servicio.
¿Cuál es la diferencia
entre un museo "clásico” y el interactivo?
En el museo interactivo se divulga la ciencia a través de
herramientas divertidas y, además, estos museos ofrecen espacios interesantes
para la comunicación y el aprendizaje. En estos espacios lo importante no es
solo ver, sino integrarse en la exposición a través de una experiencia
multisensorial, manipular los contenidos, generar conclusiones, exponerlas en
el mismo espacio comunicativo y llevárselas consigo. Los museos interactivos se
han convertido en centros de aprendizaje público donde se plantea una nueva
forma de interrelación entre el objeto de conocimiento y el individuo. En estos
centros se agudizan los sentidos que estimulan la imaginación y la reflexión.
¿La idea de ir a un
museo y poder ser parte de la experiencia que allí se propone es una necesidad
que surge para mantener al espectador entretenido o va de la mano con el boom
de las pantallas y dispositivos digitales?
Son dos maneras diferentes de acceder a los museos: una de
manera presencial y la otra a través de la Internet de manera virtual. Los
museos más importantes del mundo están adoptando esta medida para generar
"interactividad”. La proyección a futuro es que cualquier persona, desde
cualquier lugar del mundo, pueda ingresar a las salas de los museos a través de
la web. Se estaría evolucionando hacia los museos interactivos, cuyo objetivo
sea que la gente pueda llevarlos en su iPod o portátil a todas partes.
Más allá del rol
educativo ¿para usted qué relación existe entre los museos y las universidades?
Los museos tienen un papel fundamental que jugar en la
promoción de la actividad cultural en cualquier universidad moderna. De hecho,
los museos son el instrumento más efectivo que tienen las universidades para
promover la cultura en el sentido más amplio del término y llevarla a la
comunidad exterior. El ambiente del museo –por definición, abierto a todo el
mundo-, las colecciones que posee, las exhibiciones que presenta, las
conferencias y cursos libres que organiza, las observaciones y demostraciones
que en él pueden tomar lugar, proyectan la universidad a la comunidad y
promueven una cultura y una mentalidad abiertas y modernas.
¿Cuál es la situación
actual de los museos interactivos?
Entiendo que cada uno de ellos, dentro de sus posibilidades,
se empeñan en cumplir con el papel, dentro de una sociedad organizada
democráticamente, en ser el escenario común y creíble entre cuatro actores: la
sociedad, la comunidad científica, el sector productivo y de servicios donde se
usa la ciencia y la administración donde se gestiona la ciencia. Y eso solo se
gana con prestigio. Un Museo Interactivo de Ciencia y Tecnología es un ser vivo
que como todos los seres vivos, se obliga a sí mismo a durar en el tiempo, pero
que, además, debe luchar por su credibilidad y prestigio en todo lo que hace.
*Diana Cazaux es doctora en Comunicación por la Universidad
Austral. También es Licenciada en Ciencias de la Información y Opinión por la
Universidad del Museo Social Argentino y presidente de la Asociación Iberoamericana y Argentina de Periodismo
Científico. Autora de varios libro de ciencia, como "El ADN del periodismo
científico: el reportaje interpretativo", "La historia de la
divulgación científica en la Argentina" y "La historia del periodismo
científico en la argentina".
Fuente: Agencia CTyS-UNLaM