El proyecto que buscó emular el viaje de Colón llega a su fin

Un grupo de estudiantes lanzó en febrero desde Canarias dos botes a la deriva en el Atlántico para comprobar si el viento y las corrientes los llevaban por la ruta que siguió el marino genovés. Uno de ellos está a punto de llegar a América, pero no a la tierra que pisó el almirante en su primera travesía.
jueves, 17 de abril de 2014 16:26
jueves, 17 de abril de 2014 16:26
El bote Glenna, construido por escolares del colegio Riley Day de Rockport (Maine, EEUU), partió desde la costa de Mogán, al sur de Gran Canaria, el pasado 24 de febrero y ya se encuentra a unos 160 kilómetros del delta del Parnaíba, muy cerca de la ciudad brasilera de Camocim, informó la responsable del proyectos "Botes Educativos" del consorcio Plataforma Oceánica (Plocan), Daura Vega.
 
"Desconocemos aún en la zona a la que arribará la pequeña embarcación porque depende de las corrientes y el viento, pero estamos convencidos de que alcanzará la reserva natural del delta o llegará cerca de las poblaciones de la zona", destacó Vega.
 
El paradero del segundo barco a vela a la deriva botado por los escolares de Maine con la colaboración de estudiantes de Gran Canaria junto con el Glenna, el SS Eagle, se desconoce ya que su GPS dejó de emitir señales al poco de abandonar las aguas del archipiélago canario. El recorrido del bote puede seguirse desde la web.
 
El trabajo escolar forma parte del programa Educational passages, que busca acercar la ciencia a los jóvenes. Con anterioridad a su experiencia en Canarias, todos los lanzamientos -unos 40- se realizaron desde la costa este de los Estados Unidos, y algunos de ellos arribaron a Gran Bretaña y Francia y otros, los que tomaron rumbo sur, a Panamá.

Daura Vega está sorprendida por la rapidez con la que se desplazó el Glenna -un pequeño bote de 1,20 metros de eslora-, ya que se esperaba que tardara de tres a cuatro meses en cruzar el Atlántico, por lo que calificó de "éxito" este experimento científico que ayuda a comprobar de qué manera varían las corrientes superficiales del océano Atlántico.

Los estudiantes que participaron del proyecto pusieron en el interior del bote mensajes y diferentes regalos para la persona que lo encuentre, como si de una botella se tratase.

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