En un presente de constantes transformaciones, pocos
espacios impactan por presentarse imperturbables. La cordillera de Los Andes es
uno de esos escenarios que trasmiten esa sensación de eternidad. Sin embargo,
algunas huellas en sus orillas revelan que este gigante está muy lejos de
permanecer en reposo.
Siguiendo la pista de estos movimientos milenarios, la
doctora en Geología, Gabriela Lara, exploró un área de la precordillera,
ubicada a
Se trata de los sistemas de fallamientos geológicos "Maradona”
y "Papagallos”, ubicados entre el piedemonte oriental del Cordón de Las
Osamentas y la sierra Chica de Zonda, que fueron estudiadas y clasificadas como
zonas de "alto grado de actividad tectónica” tras una batería de análisis
geofísicos.
San Juan es una de las provincias cuyanas históricamente
afectadas por la actividad tectónica. En 1944, en la localidad de
"Aunque los movimientos de estas estructuras son de pocos
centímetros, pueden dar origen a un sismo. En la provincia de San Juan, su
estudio es importante porque contribuye al conocimiento de una región activa”,
advierte a Agencia CTyS la investigadora perteneciente al Gabinete de
Neotectónica y Geomorfología de
En esa línea, explica que una falla es una deformación de la
superficie terrestre que establece un movimiento entre dos bloques de roca
frágil, donde uno se desplaza respecto del otro. La neotectónica es una rama de
la geología que estudia aquellas fallas activas, que tienen el potencial de
provocar un desplazamiento o ruptura en el futuro y cuyo origen se remonta a la
última era geológica, el periodo cuaternario.
La producción de sismos de distintas escalas corresponde no
solo a estas estructuras geológicas superficiales sino a un entramado de todas
las fuerzas que se contraponen tanto en la corteza como en la profundidad.
"Estas fallas –explica la geóloga-, que tienen una dirección de norte sur y son
consideradas paralelas, van levantando rocas de diferentes edades y, en el caso
de la tectónica andina, las rupturas nacen en el oeste y tienen una tendencia
hacia el este”.
Bajo ese presupuesto, Lara relaciona al movimiento de las
placas tectónicas, encargadas de deformar la corteza terrestre, con el de una
"pala cargadora” porque, mientras avanza, gana terreno y levanta el material
cordillerano por medio de los quiebres que, con un poco de imaginación,
permiten prever los escenarios que en algunos cientos de miles de años
caracterizarán al continente sudamericano.
Fuente: Agencia CTyS