El Parque Nacional Iguazú está cerrado al público como consecuencia de las medidas preventivas por la pandemia de coronavirus y, como si se hubiesen tomado la oportunidad como un descanso, las cataratas tienen una bajante histórica y han perdido ese atractivo que le lleva millones de turistas al año.
Pero no se trata sólo de una coordinación de la naturaleza, también hay responsabilidad humana. A la falta de lluvias en la amplia región que alimenta su caudal, se sumó el cierre de numerosos diques y represas del lado brasileño
Sergio Acosta, intendente del Parque Nacional, recordó que la última vez que se registró una bajante similar fue en 2006″ y explicó que “el caudal normal es de 1500 metros cúbicos por segundo y hoy apenas tienen unos 289 metros cúbicos, muy por debajo del caudal normal”.
