En la oportunidad, también detuvieron a un empresario de
Icaño reconocido como Franco Ramírez. Ambos, tras manejar vehículos en forma
descontrolada, según las fuerzas del orden en evidente estado de ebriedad, ponían
en peligro la seguridad de los transeúntes y proferían gestos obscenos al punto
que "según testimonios de los vecinos" recogidos por una radio,
vomitaban en la calle y caminaban con manos y pies arrastrados por el suelo
profirieron improperios.
Alertados por el suceso, que sacudió a la localidad, el
intendente de Icaño pidió el auxilio de la fuerza pública ante el desmadre de
los acontecimientos.
Un comerciante que posee un negocio de verdulería dijo que
temió por su vida porque aparentemente querían entrar a su comercio "en
auto".
Interviene