Se trata de los médicos Ricardo Monferrán, Alberto Ramos y
Luis Eduardo López, quienes se desempeñaban en el Hospital San Juan Bautista.
Estos profesionales médicos fueron imputados por el delito de homicidio
culposo, mientras que los dos primeros también están acusados por el delito de
falsedad ideológica, ya que habrían alterado la historia clínica.
Es por el caso ocurrido en junio de 2012 cuando Gustavo
Ortega, de 20 años, falleció tras haber llegado al nosocomio con un cuadro de
apendicitis, pero falleció por el tratamiento brindado y por la demora en la
asistencia.
La denuncia penal fue radicada en su oportunidad por la
madre del joven, Miriam Sandoval, donde afirma que existió negligencia de los
médicos en el tratamiento brindado. La familia se constituyó como querellante
en la causa.
Para más detalles, en la noche del 10 de junio Ortega estaba
en su casa de San Isidro y comenzó a sentir fuertes dolores en la zona
abdominal. Al llegar al hospital de Villa Dolores, le dijeron que los síntomas eran
por un cuadro de apendicitis, por lo que fue trasladado de urgencia al Hospital
San Juan Bautista.
Según la denuncia penal, el joven llegó al nosocomio pero no
fue atendido ni sometido a estudios durante esa noche. Recién en la mañana del
día siguiente le practicaron una ecografía.
Al pasar seis horas sin ser atendido por los profesionales
médicos, el joven pidió el alta voluntaria debido a que los dolores habían
cesado y porque tenía que trabajar en la fábrica. Fue en su trabajo cuando
volvió a sentir fuertes dolores y fue internado nuevamente.
En esa segunda internación, en el hospital le diagnosticaron
que padecía de pancreatitis y que por su estado era riesgoso intervenir
quirúrgicamente. Y esa medianoche, los médicos decidieron operarlo, pero advirtieron
a la familia que corría riesgo su vida, ya que tenía una peritonitis. Es así
que a la 1 de la madrugada del 12 de junio, la familia fue informada del deceso
del joven.
Dos médicas imputadas
También dos médicas que se desempeñaban en el Instituto de
Ginecología y Obstetricia Médica (IGOM), fueron imputadas por el delito de
homicidio culposo por mala praxis tras la muerte de una joven en el año 2009.
El hecho ocurrió en noviembre de 2009 en el IGOM, donde la
joven Ana Laura Usandivares llegó acompañada por un familiar con un cuadro de
hemorragia vaginal. Si bien habría sido atendida e incluso fue hospitalizada, se
le habría dado el alta rápidamente.
Por el grave cuadro, el día 12 de noviembre la joven
falleció y sus padres denunciaron a las dos médicas. Se trata de una ginecóloga
y otra hematóloga.
Después de cinco años y con todas las pericias y estudios
necesarios, el fiscal Víctor Figueroa finalmente imputó a las dos profesionales,
a quienes esta semana llamaría para que declaren en la sede de fiscalías penales.