Hubo varios que no disimulaban su malestar en un Salón Fray Mamerto Esquiu repleto de gente humilde, que se autodefinen, con orgullo desde luego, como militantes peronistas. Para algunos, esa gente no son militantes ni nada, son como se le decía antes un “aluvión zoológico”. Entre esa gente debería enlistarse, tal vez, al principal de los ministros del gabinete provincial, que no esbozó una sola sonrisa en todo el acto; su gesto adusto comunicaba un malestar hepático grave.
Pero quien sin disimulo no soportaba lo que pasaba era la pintoresca locutora oficial, conocida ya por sus “desubiques” de todo tipo.
Cuando finalmente parecía que iba a entrar la primera mandataria y los nuevos ministros de Gobierno y Desarrollo Social, la mujer reclamó en un tono desconsiderado que las personas que estaban en el Salón Fray Mamerto Esquiu desocupe las filas de asientos ubicados por el protocolo para funcionarios e invitados especiales.
La muchedumbre que asistió el viernes a la asunción de Saadi hacía imposible que nadie se moviera de su lugar, porque era imposible hacerlo.
Al reclamo desconsiderado de la locutora, el público entonó la marcha peronista, tras lo cual la locutora exclamó: ¿Ustedes creen que me van a correr con la marchita?
Obvio, la marchita sonó más fuerte y la locutora se tuvo que retirar del Salón para nunca más aparecer durante el acto. Solo reapareció esa mañana, cuando la multitud se marchó y ella pudo conducir el próximo acto de la agenda oficial.