Ese es el caso del empresario periodístico, hotelero,
gastronómico, agropecuario y de servicios varios, es decir el "poli rubro”,
quien desde el diario continúa con su prédica antisindical en contra de la
organización de los trabajadores, procurando que desaparezcan los gremios de todas
las actividades para el poder pagar los sueldos que a él se le antoje,
eludiendo cuanto convenio o norma proteja los derechos e intereses de sus
empleados.
Tanto odia El Carnicero de Miraflores a los sindicatos y así
lo profesa reiterada y consecuentemente a través de las páginas de su diario,
que en su desmesurada concepción anti-obrera no trepida en definir como
"mafiosa” cualquier acción gremial por más noble que esta fuera, como lo
hiciera en una reciente publicación de su espacio editorial "Cara y Cruz”,
donde él como propietario "baja” su línea de opinión.
Increíblemente, sus periodistas –trabajadores como nosotros,
al fin- escriben allí lo que les ordena el Miraflorense.
Pero bueno, no es de extrañar este accionar persecutorio
hacia las organizaciones sindicales por parte de quien desde que fundó el
diario obligó a sus trabajadores periodísticos o administrativos a desafiliarse
de cuanto sindicato se ocupe de resguardar sus derechos, o preservar el valor y
estabilidad de sus salarios.
Llegó incluso a conminarlos a que se afilien en sindicatos
de otras actividades, para que los periodistas trabajen 8 horas diarias en ves
de las 6 que tienen reglamentadas por su estatuto profesional.
No conforme con la destrucción y el menoscabo permanente
hacia los sindicatos afines a las actividades en las que incursiona como
patrón, pretende por estos días, como una campaña sistemática y obcecada,
desprestigiar el desempeño transparente y solidario del Centro Empleados de
Comercio (CEC) y su obra social OSECAC, por el solo hecho de preservar y
proteger la validez y motivo de sus existencias por la libre decisión y
voluntad de todos los trabajadores mercantiles, en este caso de nuestra provincia
de Catamarca. Nuestro sindicato y nuestra obra social pertenecen y protegen
igualitariamente a todos los trabajadores de comercio, sin responder, y menos
obedecer, a los intereses mezquinos de ningún patrón como este maligno
personaje, que solo aspira a contar con empleados sometidos y desprotegidos
para manejarlos de acuerdo su perversa y déspota conducta.
Es innecesario –por largamente conocidos- que aquí
describamos los servicios e innumerables beneficios que disponen los
trabajadores mercantiles, ya sea por medio del CEC o de la OSECAC, pero en todo
caso, para comprender acabadamente el sentido de esta reflexión, valga la pena
recordar que este opinador de Miraflores es el tristemente célebre inspirador y
ejecutor de la mal llamada "Obra del Siglo”, por la cual –con la excusa de la
construcción de un sistema de agua potable y cloacas- sigue sospechado de haber
proferido la más grande estafa de la que haya sido objeto la provincia de
Catamarca. Y aún no rindió debida cuenta ante la Justicia de semejante y
millonaria tropelía porque amañadamente envió a la quiebra a la empresa NORUZI,
de la que era su titular, aprovechando la genuflexa postura de los distintos
gobiernos provinciales, que prefieren contar con "sus favores” periodísticos
antes que defender los legítimos intereses del estado Catamarqueño.
También registra la escandalosa construcción del B° Parque
América, donde por la mala calidad de los materiales y el incumplimiento de las
mínimas normas de construcción, el IPV y la Provincia debieron afrontar – a su
cargo- las refacciones a nuevo de las incontables casas dañadas por sus
defectos de obra.
Con esas, como con otras tantas obras o negociados, muchos
de los cuales obtuvo en el nefasto período neoliberal de Carlos Menem, se
convirtió en un millonario de dudosos antecedentes; tanto que en una
publicación de la revista "Noticias”, con título y fotografía de tapa, se lo
definió como "araña manca, porque no sabe cómo hizo la tela”. Ese es el de
Miraflores que miente a través de su diario e intenta confundir a sus lectores
aludiendo a hechos ocurridos en Buenos Aires, y con trabajadores de otra
actividad, para justificar el título de "aristas mafiosas”, hasta con una foto
sacada a más de 1.200 kilómetros de Catamarca, mezclándolo con sus falacias sobre
el accionar de nuestros gremios y obra social.
Desde el CEC y la OSECAC no podemos menos que rechazar y
repudiar estas aberraciones periodísticas, que por falsas e inconsistentes
descalifican y denigran a quienes las emiten, y hasta con la alusión a "las mafias”
describen con justeza a sus propios autores, por aquello de que "el ladrón
juzga por su condición”.
Roberto Antonio
González
Secretario General
Centro Empleados de
Comercio de Catamarca