"Necesitábamos que el organismo fuera recuperando una identidad propia y que le permitiera salir del estrecho margen que la conciencia colectiva de los catamarqueños le había impuesto: que era un organismo de asistencia. Y en la comprensión de que éramos mucho mas que eso, la primera tarea era recuperar la capacidad de autoestima del empleado”, señaló Barros.
En este sentido, agregó que "era clave entender que todo empleado público tiene que tratar de dedicarse a sus cosas y después ampliar su margen de acción. Porque cuando cada actor del Estado cumple con la responsabilidad que le fue conferida, la suma de todo eso -que se llama sinergia- produce un volumen de potencia en la gestión direccionada a la transformación y cambio que se pretende”.
"Sin sinergia, todo se dificulta, y se retrasan los procesos de cambio”, advirtió.