Pasó antes y pasa ahora; en Catamarca y ahora a nivel
nacional. Para los ciudadanos comunes, el perfil que supo tener el radicalismo
de Alem e Irigoyen se desdibujó completamente.
Por eso, a los popes de la decadencia no se les ocurrió
mejor idea para hacer política que montarse en caso judiciales, "subirse al
cajón de…”, supo decir la abogada Lila Zafe.
Por caso, estos días suenan los teléfonos fijos en los
domicilios particulares de nuestra provincia y de todo el país, y un precandidato
presidencial (Ernesto Sanz) te invita a que marques 1, si estás de acuerdo en
la lucha contra la impunidad (¿?). Increíble pero cierto.
Es la forma deleznable en que la dirigencia radical se monta
para hacer campaña de cara a octubre próximo, en el resonante caso de la muerte
del ex fiscal Alberto Nisman.
Con estas actitudes, de las que conocemos mucho los
catamarqueños, porque ya nos pasó, es difícil que el radicalismo recupere las
capas medias de la ciudadanía en Capital Federal, donde se la copó el PRO de
Mauricio Macri; o de Córdoba, donde hoy reina Luis Juez, o de cualquier
provincia argentina, donde los dirigentes radicales no aciertan en lo político,
o creen que usar de plataforma política casos judiciales resonantes les dará lo
que Catamarca le dio en los ’90 a los Castillo y los Brizuela del Moral.