Aseguran los que en cierta manera se consideran
damnificados, o al menos excluidos, que está muy bien que los clubes crezcan con la ayuda del estado porque el
deporte puede ser considerado como una actividad sustentable como para ser
solventada por el fondo de regalías mineras, lo que no está bien, dicen, es que
el esfuerzo financiero se dirija hacia un solo club, dejando de lado a muchos
que desean surgir en sus barrios o distritos.
Además, mientras los clubes locales pretenden hacer surgir a
jugadores propios, el club de Páez se da el lujo de contratar a jugadores de
Tucumán o de otros lados en franco perjuicio y marginación de los cientos de
jóvenes andalgalenses que aspiran a
jugar en primera.
Se conoció también que en los plenarios de la Liga de
Fútbol, ningún dirigente levanta la voz para denunciar lo que denuncian en voz
baja, lo que lleva a los observadores, a inferir que, o les da vergüenza
hablar, o le tienen miedo a la metodología del "patoviquismo” que se aplica en esta gestión municipal.