Los partes de la oficina de prensa de la oposición
escondieron hasta donde pudieron la dramática experiencia de los dos ex
gobernadores radicales, Eduardo Brizuela del Moral y Oscar Castillo, en su
última recorrida por algunos departamentos del interior provincial.
Castillo hizo publicar una foto suya entregando una heladera
y un subsidio, a puertas cerradas desde ya, en el Oeste provincial; en tanto que
Brizuela del Moral hizo lo propia en una reunión que le armaron en el Este.
Nada se dijo de lo que les tocó vivir, por ejemplo, en las
ciudades de Belén y Recreo, donde recibieron todo tipo de insultos, y más aún,
varias piedras que no los dejaron poner un pie en tierra firme y debieron
lanzarse a una veloz huida que les garantice la seguridad y el decoro que se
merecen, o bueno, que creen merecerse.
Pero lo peor para los eternos popes del radicalismo
provincial, que electoralmente participan con el ropaje de Frente Cívico, es
que los insultos y las piedras no provenían de fanatizados militantes
peronistas, sino que los proferían y lanzaban propios militantes del
radicalismo.
Los argumentos eran los lógicos de escuchar en cualquier
fuerza política que está en el llano y sin miras a mejorar hasta tanto no se
mejoren muchas cosas internamente; por caso la selección de candidatos, una
renovación genuina, entre otras cuestiones.
"Se olvidaron de la dirigencia del interior”, "...se
acomodaron en la banca y no volvieron más”, escucharon a modo de imputación
concreta, donde pudieron escucharlo por lo menos porque hubo lugares donde
directamente ni los dejaron bajar de las camionetas que los transportaban. Cómo
escuchar argumentos en Belén y Recreo, donde a la contundencia de los
argumentos de los militantes radicales, se unían la contundencia de las
piedras.
A quién insultaron más, si a Brizuela del Moral o a
Castillo, es una cuestión que todavía se debate puertas adentro del
radicalismo; los renovadores aseguran que a Castillo, y los celestes juran y re
juran que a Brizuela del Moral.
Lo concreto es que con este nivel de recepción que están
teniendo los principales candidatos de la oposición no conviene ilusionarse con
el regreso al poder.