viernes, 4 de septiembre de 2015
08:11
En ese marco, hasta organizó charlas informativas en el Cine
Teatro Municipal siendo disertante invitado con un chip firmemente instalado,
el Ing. Mario De
la Rosa,
a quien le hacían ronda y profano auditorio, los funcionarios municipales y uno
que otro autoconvocado, invitado muy especialmente.
Documentación en manos, se supo y trascendió que
la Corte de Justicia de la provincia
se declaró incompetente en esa causa por entender que "...la demanda
interpuesta persigue que
la Cortede Justicia declare la ubicación geográfica de una mina...la cuestión suscitada
queda atrapada por las previsiones de
la Constitución Provincial:
Art.110, Inc.29. Así lo tiene resuelto esta Corte de Justicia en causa análoga
mediante Sentencia Definitiva Nº06/09".
Es decir, que en otras palabras
la Corte rechazó el pedido de
Páez porque la cuestión de limites está establecida en la propia Constitución
de la provincia y es ajena al Poder Judicial, por lo que se plantean dos alternativas: o tenemos un intendente con
sus asesores letrados que desconocen
la Constitución de la provincia, lo que
conociéndolos, es poco probable; o, como
es costumbre del jefe comunal de Andalgalá, solo pretendió aprovechar
políticamente una situación que es cara a los sentimientos de los
andalgalenses, intentando una acción judicial que sabía que no iba a prosperar,
burlándose una vez mas de todos nosotros por un mezquino rédito personal;
personal, porque ni siquiera político es, y cuyo primordial objetivo es
continuar sembrando la demagogia barata en un pueblo ansioso, crédulo y
engañado, lo que de ninguna manera significa que sea estúpido.
Llama poderosamente la atención de que los medios locales y
provinciales, salvo contadísimas y honrosas excepciones le dieron tanta difusión
a esta cosa que bien podría definirse como "circo" de Páez, sin
hacerse eco ni difundir esta especie,
que configura una importante noticia, de interés para toda la comunidad.
La causa de tal silencio, residiría seguramente en las
precisas instrucciones de este funcionario mesiánico, a lo que se le debe
agregar la conocida "cuestión de olla” por la que atraviesan muchos
trabajadores de prensa.
Lamentable, pero real.