Con el título de que el "Macrismo aísla a UCR
rebelde y pacta con radicales filo-PRO”, el periodista Pablo Ibáñez, sustenta
su nota en las críticas "macristas” a Ricardo Alfonsín y alude a eventuales "acuerdos
con amigables”, entre los que alude a la gobernadora Lucía Corpacci y al
intendente Raúl Jalil.
La nota
de Ámbito
Sopapos a los rebeldes, abrazos a los
amigables. El PRO, como si dejara actuar a los genes peronistas que habitan su
ADN, aplica el milenario formato del premio-castigo para reaccionar a los
chispazos generados en Cambiemos por rabietas de la UCR. De a poco, a casi 8
meses de asumir, Mauricio Macri empezó a escuchar reproches radicales que manda
a refutar y, a la vez, usa para contraatacar.
El último viernes, el Presidente desembarcó
en Catamarca y se topó con un alerta, sobrio pero quejoso, de la UCR
catamarqueña -el sector del senador Oscar Castillo- por la empatía entre el PRO
y peronistas de esa provincia norteña. Ven
que Raúl Jalil, intendente peronista de Catamarca, está a un tranco mínimo de
migrar al macrismo, y a Lucía
Corpacci la notan extremadamente filo-PRO. "Sería erróneo cerrar
alianzas con dirigentes que hasta hace 7 meses eran abanderados del Gobierno
que devastó la Argentina", apunta el manifiesto radical.
Es el eco de otros estallidos. El martes
pasado, el Comité bonaerense que preside Ricardo Alfonsín imprimió su malestar
por decisiones "inconsultas" de María Eugenia Vidal y flotan
tensiones en Córdoba y en La Pampa, donde la UCR y el PRO se amenazan con no armar
Cambiemos el año próximo. Se repiten, además, demandas de diputados y senadores
nacionales porque ministros y funcionarios PRO -incluso el propio Macri- bajan
a las provincias con actos o anuncios sin invitar a la UCR. "No nos hacen
sentir como aliados", se quejó un legislador del centro y abre la puerta a
una especulación mayor: cómo será, hacia 2017, la relación que la Casa Rosada
establecerá con el radicalismo.
"El que creyó que la alianza sería un
lecho de rosas se equivocó, dice Mario Barletta, diputado nacional por Santa Fe
y pone sobre la mesa una cuestión puntual: que el acuerdo Cambiemos se armó a
las apuradas con el objetivo de potenciar las chances electorales para derrotar
al peronismo. "Hay cuestiones para corregir, pero se van ordenando",
se muestra optimista Barletta, que presidió el comité Nacional de la UCR hasta
2013 y ocupó ese cargo, en Santa Fe, hasta hace algunas semanas.
Dualidades
El radicalismo santafesino, que tiene a José
Corral como jefe del partido a nivel nacional, es un caso emblemático: tiene un
acuerdo local con el Partido Socialista, pero promueve un pacto nacional con el
PRO. De hecho, el 9 de agosto, Rogelio Frigerio, Marcos Peña y Emilio Monzó
recibirán a un póker de radicales santafesinos para anunciar, desde Casa Rosada,
la creación de la Mesa de Cambiemos de Santa Fe.
Es probable que esté presente Macri, con lo
que la foto será más potente hacia adentro del radicalismo. Dependerá de otros
asuntos: la Casa Rosada quiere que las UCR locales jueguen fuerte y en el caso
de Santa Fe, el vice de Interior, Sebastián García De Luca, acusó al gobernador
Miguel Lifschitz de tener "doble discurso" por decir "una cosa
en persona y otra en los medios". Desde el PRO esperaban que Corral marque
posición al respecto, pero fue, dijeron anoche desde el macrismo, "muy
tibio".
"No queremos acuerdos nacionales con
libertad de acción a nivel local", avisan desde el PRO y deslizan que si
no se cumplen esas condiciones, podrían buscar acuerdos con el PJ. "Si el
acuerdo con la UCR no es total, se abre la puerta para negociar con Omar
Perotti", apuntan desde el PRO.
En provincia de Buenos Aires, donde Alfonsín
encabezó un mini-putch, enojado por el ingreso de Joaquín De la Torre al
gabinete de Vidal y, con delay, por la permanencia y entronización de
exsciolistas en el círculo más estrecho de la gobernadora: en particular,
Gustavo Ferrari, que ascendió a ministro de Justicia y Fabián Perechodnick,
silencioso secretario General de la gobernación a quien desde la UCR petardean
por su amistad con los K y, con un dejo de conflicto de familia, por su pasado
radical.
Pero a Alfonsín no le resultó inocua la
avanzada. Lucas Delfino, subsecretario de Asuntos Municipales de la Nación, lo
cruzó mal. "No es un problema partidario PRO vs. UCR .Están quienes forman
parte de Cambiemos y quienes no son parte de nuestro frente", dijo el
funcionario y pegó más duro. "Ricardo Alfonsín no representa al
radicalismo, nunca fue parte de Cambiemos".
Desde la UCR, Daniel Salvador salió a
refutarlo. El vice de Vidal aceptó las opiniones del diputado, pero se mostró
en contra de sus quejas. Salvador y el alfonsinismo se disputan la jefatura del
comité provincia de la UCR que deberá elegirse antes de fin de año. El tercer
actor de Maximiliano Abad, que expresa al sector de Ernesto Sanz en la
provincia -el más filo-PRO- que hizo, vía Twitter, un manifiesto de defensa de
Cambiemos y de Vidal, a modo de retruque a Alfonsín. "Ningún tema menor
debe distraer a Vidal mientras lidia contra la pobreza, el narcotráfico y las
mafias" dijo Abad para bajarle la espuma a la queja del alfonsinismo.
Publicado
hoy, en Ámbito Financiero