El documento plantea lo siguiente:
Después de haber debatido y analizado los puntos propuestos,
y asumiendo que por medio del diálogo real se realiza la razón, pero no siendo
esta una causa momentánea sino un producto de la constante y necesaria
disciplina del parlamentar como naturales políticos en búsqueda de la verdad.
Concluimos y coincidimos que:
Sobre la simbología partidaria, es importante porque hace a
la identidad y el sentido de pertenencia, no obstante en los partidos recientes
tal vez no exista una simbología concreta pero no por ello dejan de ser actores
de lo político; además asumimos que la simbología no tan solo expresa un signo
identificatorio, sino que es fuente inacabable de un sentido que guía o al
menos guiaría el accionar militante, por tanto nos llamamos a reinterpretar y
buscar sentidos en el espíritu de los signos que aúnan a los movimientos
políticos, para que por ese medio el camino del militante no sea un devenir
casual sino una ferviente conciencia política, en la construcción diaria de su
proyecto político, no entendiéndose el mismo como la mera actividad electoral.
Igualmente asumimos que en su generalidad los participantes de la actividad
política no conocen y no se educan en el conocimiento de las fuentes y signos.
Sobre la misión militante, declaramos que el ser militante
se encuentra en la naturaleza misma del hombre, el hombre es un ser político,
entendiéndose que lo político es la capacidad de todo hombre o mujer para
correlacionarse y realizarse en comunidad, que el militante es agente de
transformación de la realidad.
Estar a bordo de este criterio implica que ser militante es
ser miembro comunitario, es decir que la conciencia militante reclama interiorizarse
y actuar en comunidad, reconociendo y luchando contra el individualismo que es
consecuencia del consumismo y factor denigrante del hombre político.
Que al ser hombres y mujeres finitos no podemos realizarnos
individualmente. Reconocemos que actualmente se mal entiende por militancia el
solo hecho de ser activistas de gobiernos y de plataformas electorales, cuya
razón de acción es la búsqueda de la satisfacción laboral o económica, a partir
de ello es que asumimos el desafío y el compromiso de militar para evolucionar,
asumiendo el reclamo social de la coherencia entre lo dicho y lo hecho y la
acción de acuerdo a nuestros principios.
Nos mostramos de acuerdo en que las transformaciones no
tienen como único camino la acción de gobiernos o dirigentes hacia la
comunidad, sino que también son efecto de las acciones de los hombres
organizados en un propósito. Por tanto militar es asumir los aciertos y
problemas comunes y hacerlos causa y razón de acción.
Asumimos que el ser humano puede tener convicciones contra
culturales y también es débil ante sus tentaciones, y son estos los males que
son enemigos de la comunidad cuando se organizan y se generalizan, como el
narcotráfico, las pandillas, la usura, la ignorancia, la especulación, el
fraude , etc.
Que el trasvasamiento generacional en las conducciones es
una necesidad inmanente de todo proceso iniciado porque es el único modo de
mantener y dar continuidad a la transformación.
De si hay una crisis de ideologías en los partidos
políticos, reconocemos que la entidad del partido político solo es sustentada
por la norma superior, que de no ser así la existencia del partido político no
sería real, que la función del partido político solo es practicada en la
mediación entre el voto soberano y la elección del cargo gubernamental, por eso
las ideologías tienen sustento no en el partido político sino en los
movimientos que se organizan en tales, esto revela que son los movimientos
populares los que manifiestan y hacen política, y si se habla de crisis de
ideologías no es más que afirmar la decadencia de los hombres y mujeres de un
pueblo, no obstante confiamos por nuestra propia realidad que el manifiesto
ideológico y/o doctrinario lo revelamos en nuestros actos militantes cuando
vivimos de acuerdo a nuestros principios, por eso declaramos que la juventud en
su naturaleza política no es decadente ni vive un sentido anómico de
existencia, solo es reflejo de las impericias de la sociedad posmoderna, pero
no obstante por su inquietud busca un sentido más coherente de la política, y
manifiesta valores comunitarios nuevos como el cuidado ecológico, la
sinceridad, el rechazo al oportunismo, la participación y exige de los
conductores lealtad al pueblo y menos satisfacción de lo "oportuna y
políticamente correcto”.
Que las Ideologías en sí, no pueden ser estáticas, que las
mismas se construyen y actualizan según los cambios de los paradigmas de la
sociedad y que aquellos partidos que pretenden tener valores o verdades
absolutas y dogmáticas se desarticulan de la realidad social y pierden
vigencia.
Sobre el rol de las políticas sociales, creemos que el
Estado, como garantizador del principio republicano de la igualdad de
oportunidades, no puede permanecer ajeno frente a las necesidades y
limitaciones que gran parte de la población argentina atraviesa, producto de
décadas y décadas de políticas, entendidas como sociales, pero que en realidad
solo consistían en paliativos destinados a atender una situación de gravedad.
No negamos la importancia que estas tuvieron para aliviar los dolores de los
más vulnerables, pero entendemos que la discusión actual debe darse sobre el
paradigma de las Políticas Sociales, y coincidimos en que estas no se agotan en
políticas asistenciales o paliativas, que alivian dolores pero no sacan de la
pobreza. Entendemos que las Políticas Sociales son aquellas que permiten acceso
a la educación, al sistema universal de salud, el acceso a la justicia y a las
fuentes genuinas de trabajo, en pocas palabras aquellas que permiten elevar el
estándar de vida de la población, permitiendo su movilidad social. Por lo que
defendemos la intervención del Estado como motor de cambio social y cultural
que permita una mejor calidad de vida de los ciudadanos.
Sobre la "cupificación” de la política, cupo femenino y de
jóvenes, comprendemos que la capacidad de los actores políticos sean mujeres o
varones o jóvenes y antiguos son naturaleza de los humanos, y no de géneros o
edades, en tal sentido comprendemos que la ley de cupo femenino ayudó a superar
en mayor medida antiguos prejuicios, y a la altura de estas circunstancias en
estos años, la evolución del pensamiento ha llegado a respetar con total
igualdad a las mujeres, no es admisible ni real la existencia de prejuicios por
sexo o géneros, sino que se deben contemplar las capacidades de las personas.
No obstante sostenemos que la Ley aportó a superar un vacío
en el contexto social e histórico en que fue sancionada, en la actualidad los
mecanismos de participación, como por ejemplo la Ley de las PASO, que no
distingue hombres de mujeres, hacen que las posibilidades de integrar las
listas, de mujeres y jóvenes, sean una realidad que depende más de la llegada y
la percepción del elector, que una mera cuestión de género o edad. A pesar de
ello, no renunciamos al reconocimiento que aún siguen existiendo ámbitos de
discriminación, basados en prejuicios de machismo irracional, entre las
generaciones mayores, que no comprenden que la vitalidad de los partidos
políticos está en la renovación de sus cuadros diligénciales.
Por todo ello SOMOS MILITANTES!!!.