Las personas que viven en esta ciudad son también
"ciudadanos”, esas ausencias reflejan claramente que "hay algo” que a ellos les
molesta sobremanera, y al tratar de explicar esas razones, la mayoría coincide
en que el verdadero culpable de tales ausencias, especialmente de Corpacci, es
el intendente Alejandro Páez.
En cada una de las tres veces que vino en estos años de
gestión, desde el municipio se puso en marcha el correspondiente "operativo
escrache”, caracterizado por manifestaciones de agresión, insultos y mala
educación, porque ni el propio Páez se acercó a saludar a la gobernadora.
En realidad, a la gente ya poco le importa si Corpacci viene
o no viene, le da igual porque de todos modos, la población seguirá bajo el
errático mando del intendente y su corte de los milagros cuando ella se vaya, y
la ciudad seguirá como siempre, sucia, desordenada, sin conducción
institucional, sin oposición política, sin dirigencia partidaria, sin
auditorías, sin soluciones para la gente necesitada y con cada vez más
desocupados desesperanzados.
La gente ya sabe que ella no viene porque está Páez, pero
también intuye que "algo” extraño pasó para que éste vuelva a ganar a pesar de
marchar en contramano del ideario del gobierno corpaccista, y que es el autor
intelectual de cada escrache en su contra, y de que aprovecha cada micrófono o
cualquier otro medio para denostar su gestión de gobierno.
En realidad, la gente que votó a Corpacci, no tiene la culpa
de que el inefable Páez esté ahí, y de en el engranaje institucional. Algo está
fallando, alguien no está alineado con los mandatos constitucionales, como para
que la comunidad siga marchando a la deriva, como hasta hoy.