El último viernes, en el acto de conmemoración del
Movimiento Renovador de Eduardo Brizuela del Moral, hubo varios ausentes, que
ciertamente tenían obligación, al menos moral, de estar allí presentes.
Los mismos asistentes los nombraban y se referían a todos
los que fueron ministros, secretarios, senadores, diputados, intendentes y
concejales en representación del sector que ahora desconocen y hasta desafían
inaugurando el mismo día y a la misma hora otras bocas de expendio de vaya uno
a saber qué cosa.
Nombres propios hay cientos, pero al Ingeniero ninguno debe
haberle dolido tanto como el de su sobrino Simón Hernández Jrs. Es que
Simoncito fue concejal, presidente del Concejo Deliberante y diputado
provincial por exclusiva responsabilidad suya, "irresponsabilidad” dirán
muchos.
Ahora Simón, después del viernes, cuando fue visto apoyando
al sector de radicales jóvenes que mas hacen para que los viejos caudillos,
entre esos su benefactor tío Eduardo, sean echados, quedo con la daga en la
mano.
Del latín al español seria así: "¿Y tú también,
Brutus?", pregunta Julio César ante la sublevación y el magnicidio. Y
Brutus, muy bruto, con el puñal en la mano. Y Decio de María y sus senadores,
muy Brutus, con la daga satisfecha.
De la antigua Roma a la Catamarca de hoy sería así: "¿Y tu
también Simón?”, pregunta el tío Eduardo ante la sublevación y el pretendido
magnicidio. Y Simón, muy a lo Brutus, bruto, con el puñal en la mano.