Las elecciones del 2019 están a la vuelta de la esquina; y la oposición, una de las principales fuerzas políticas de la provincia, a hoy, no tiene un candidato definido, o sea, lejos de estar instalado como para dar una pelea digna, y lo que es peor, no tiene adonde echar mano para financiarse.
Las candidaturas, se cree, se acomodarán sobre la marcha, como dicen que se acomoda la carga sobre el lomo de las mulas. Habrá que ver.
Para salvar el problema de la falta de recursos para enfrentar una campaña electoral cara, recuérdese que el año próximo se elige gobernador, intendentes, senadores, diputados, concejales, todo, los mandamases de la oposición habían ideado entregar la principal candidatura a gobernador al intendente Raúl Jalil, que quiere ser candidato a gobernador, pero parece que no puede serlo en representación de su propia fuerza política.
El intendente Jalil anticipó sus ambiciones hasta el hartazgo y, amenazante, coqueteó con ser el candidato del presidente; pero no, parece que tampoco puede ser. La idea era genial: que el intendente echara manos a la caja de la intendencia de la Capital para financiar la campaña de toda la oposición y san se acabó.
Pero algo pasó, las encuestas, el temor a no poder volver nunca al peronismo, porque en el peronismo no se perdona a los traidores, y sobre todo a los traidores que pierden elecciones. Y las chances de perder con el FCS eran altas.
En ese esquema, los únicos con chances de ganar eran todos, menos el que ponía la plata, el intendente de la Capital. Todo se desvaneció pronto y el pánico de la oposición cundió con la vuelta del intendente de la Capital al oficialismo.
Fue cuando se mostró inaugurando las remodelaciones de la plaza Virgen del Valle junto a Lucia Corpacci. Jalil no se mostró con Flavio Fama, con quien si se mostró visitando las obras, pero eligió a Corpacci. Todo un mensaje político.
La desorientación opositora fue confirmada por las declaraciones del legislador castillista, Víctor Luna, cuando dijo que en el FCS tienen la puerta abierta a quien quiera ser candidato, pero que tenga plata.
“Gente como Walter D’Agostini, Antonio Prevedello, mucha gente de la actividad privada que seguramente quieren en algún momento interpretar los pensamiento de la gente y volcarlos en alguna propuesta electoral”, expresó.
Reiteramos, a hoy, en la oposición no hay candidatos, y lo peor, no hay plata. Hay si quienes dicen querer ser candidatos pero no tienen votos, estructura ni plata.
