Fueron declaraciones para coincidir con el eterno legislador castillista, Víctor Luna, que se pronunció sobre la posibilidad de incorporar a los empresarios Walter D’Agostini y Antonio Prevedello.
Llamó la atención que Jalile le otorgue a otras personas, outsiders de la política, la “posibilidad cierta de producir el cambio”, chances que para el intendente reconocidos personajes del radicalismo, o la oposición para ser más precisos, no tienen (Eduardo Brizuela del Moral, Oscar Castillo, Rubén Manzi o Vázquez Sastre).
En sus declaraciones, Jalile también se ocupó de pegarle duro al oficialismo provincial y hasta avaló las políticas económicas del gobierno de Mauricio Macri. ¿Será que los años lo están haciendo perder el olfato pampa que antes lo hacían desmarcarse rápido de los que menos chances tenían de ganar y con la misma velocidad coincidir con los otros? ¿Será?
Sobre el gobierno de Macri, Jalile dijo que “más allá de algunas cuestiones que tiene que solucionar, está equilibrando el déficit del país y le devolvió a las provincias la plata que se retenía años anteriores, gestiones del gobierno anterior, de coparticipación. Eso nos permitió a todos los municipios mayor seguridad de lo que estamos recibiendo, y las provincias se quejan de lleno”.
Antes había dicho que en Nación “deben escuchar más a nuestra UCR, a nuestros dirigentes y a los dirigentes de Cambiemos, porque así no está bien Catamarca, está peor que nunca, no tiene destino, no tiene un rumbo (SIC)”.
Sobre el gobierno de Lucía Corpacci, el “Gallo” Jalile fue duro al sostener que “es un proyecto acabado, un proyecto terminado”; curioso, por lo menos, ya que en ese proyecto es figura sobresaliente Raúl Jalil, a quien hasta hace poco apoyaba a rabiar.
“Me gustaría que llegue a la gobernación gente como Raúl Jalil”, había dicho antes, con la misma convicción que ahora habla de la “gente nueva con posibilidad cierta de producir un cambio”. Con esa firmeza de convicciones, esa gente nueva ya sabe a qué atenerse si viene.
