Según el informe, en muchos casos el porcentaje de incidencia del valor que cobran los productores sobre el precio en góndola de frutas y verduras no llega al 10%, como en el caso de las bananas (7,75%), las aceitunas (7,81%), la pera (8,38%) o la manzana (9,13%).
En el vino tinto es del 12,94%, mientras que en la papa es del 23,53%, el durazno para industria y fresco coinciden en un 20,44%, el zapallito verde, 25,25% y el melón, 26,46%.
“En todos los casos relevados, se trata de bienes producidos por agricultores familiares que, con mucho esfuerzo, luchan por sobrevivir como productores en sus campos, que hacen frente a las adversidades climáticas, a las dificultades en relación con la falta de financiamiento, con el precio de los insumos que son dolarizados, mientras que el consumo interno cada día se deprime más por la alta inflación. Por supuesto, por ser argentinos también padecen la inflación, al consumir”, señalan los federados.
Costos en cadena
Elvio Guía, vicepresidente primero de la FAA, señaló a Super Campo que la brecha entre lo que recibe el productor y paga el consumidor se debe a que “en la logística y distribución hay un costo muy importante, producto del aumento de los combustibles (20% en los últimos meses) y la inflación. También hay una parte impositiva muy pesada, porque hay impuestos, nacionales, provinciales, municipales y en cascada que influye en el precio al consumidor final, ya que generan un 35% del precio”.
Con respecto a los sectores que señalan a los productores agropecuarios como formadores de precios de los alimentos, Guía opinó que “la política, en lugar de generar propuestas y de visión para ver cómo salir a mediano y largo plazo, se ha transformado en confrontación, grieta y buscar echarle la culpa al otro. Los productores no somos los generadores de la inflación que tenemos hace 70 años y ningún gobierno lo ha podido solucionar”.
