A meses del hecho que conmocionó a la provincia y al país, Costilla considera indispensable volver a convocar a los peritos que realizaron la autopsia para que amplíen sus declaraciones. Su objetivo es claro: entender con precisión cómo fue golpeado Rojas y cómo lo mataron.
“Es necesario definir la dinámica lesional y establecer una hipótesis fáctica sólida con miras a la mentada reconstrucción”, explicó el fiscal.
La insistencia de Costilla apunta a esclarecer una serie de inconsistencias en los informes médicos, especialmente respecto a la cronología de las lesiones sufridas por la víctima. Una pieza clave en este rompecabezas es el análisis de la infiltración leucocitaria, un indicador forense que puede ayudar a determinar en qué momento ocurrieron las heridas, lo que permitiría reconstruir con mayor precisión el mecanismo del hecho.
¿Qué pasó con la autopsia?
Desde un inicio, la actuación del CIF en este caso fue objeto de críticas, tanto por parte de especialistas independientes como de sectores de la Justicia. Ahora, Costilla parece dispuesto a no dejar cabos sueltos. Busca que los médicos forenses “aporten su visión experta” para avanzar hacia una hipótesis sólida y técnicamente sustentada que permita explicar la mecánica del crimen.
Este giro investigativo reaviva el debate público sobre el rol de los cuerpos forenses provinciales y la calidad de las pericias en causas sensibles, sobre todo cuando involucran figuras de peso en el entramado político.
Un caso que no puede cerrarse en falso
El crimen de Juan Carlos Rojas no es solo un hecho policial. Su rol institucional y las circunstancias poco claras de su muerte lo convirtieron en un caso testigo para medir el compromiso de las instituciones judiciales con la verdad y la transparencia.
La nueva avanzada del fiscal Costilla no solo busca justicia para Rojas y su familia, sino también garantizar que la reconstrucción del hecho no quede manchada por dudas ni omisiones forenses.