La imagen lo gráfica todo. Cuando los niños hacen entrega de
lo recaudado en las limosnas que se cansan de pedir en la calle, su madre, en
un punto de la ciudad, aguarda con un bebé en brazos.
Es normal observar a esta mamá en plena peatonal Rivadavia
mendigando a los transeúntes, mientras sus hijos con un futuro incierto
transitan las calles de la ciudad.
Ya es costumbre esta modalidad adoptada y arraigada como estilo de vida, sin conocer la finalidad de un libro, pero si aprendiendo lo que la calle les enseña y rodeados de peligro. ¿Alguien podrá hacer algo?
La mujer pertenece a un grupo étnico que adoptó como forma de vida el pedido de limosnas y es común ver a sus integrantes deambulando por las calles de las grandes ciudades en todo el mundo con este tipo de prácticas, lo que hace compleja su erradicación. Pero al mismo tiempo es evidente la violación de los derechos de los niños a tener una educación, jugar, salud, entre otros reglamentos previstos en la constitución argentina, por lo que la justicia debería hacer respetar nuestra leyes y carta magna.