Turismo para ermitaños: los sitios del país para no cruzarse con nadie

A diferencia de los que eligen la Bristol de Mar del Plata para veranerar, otros se inclinan por puntos poco explorados, pero de gran atractivo. Del mar a la montaña, los une la búsqueda de lo exótico con un dejo de aventura.
domingo, 21 de diciembre de 2014 13:18
domingo, 21 de diciembre de 2014 13:18

Es sabido que sobre gustos no hay nada escrito. Y en materia de descanso y vacaciones habrá gente que elija clavar sombrilla en playa Bristol o internarse en algún lugar lejos del mundanal ruido. No existen datos ni estudios –al menos conocidos– que expliquen las razones de las preferencias.

Será por ir a lo seguro y conocido, tener a mano entretenimiento para los niños, niñas y adolescentes, desenchufarse o buscar lo diferente. Y la Argentina, con casi 2,8 millones de kilómetros cuadrados, vaya si tiene sitios hacia cualquiera de los cuatro puntos cardinales para conformar a casi todos los visitantes locales o extranjeros.

Es curioso, sin embargo, que el marketing y la publicidad sólo se oriente hacia lo más tradicional y concurrido. Incluso una consulta al Ministerio de Turismo de la Nación y los de varias provincias encontró cierto desconcierto, ya no para tener cifras de visitantes según destino, sino para evaluar qué rincones vernáculos pueden llegarse a recomendarse a solitarios y ermitaños. Pero a no desesperar: los hay y, por suerte, son muchos y variados.

Dentro de la generosa oferta de los Parques Nacionales hay cantidad si el plan es huir de la muchedumbre, por más pequeña que sea: al norte se puede rumbear a Los Cardones, ubicado en Payogasta, centro oeste de Salta, con diversas actividades para desplegar entre ruinas precolombinas, adobes, valles, y ambientes de Puna y Yungas.

La provincia norteña es pródiga de destinos exóticos como el Cono de Arita (que ilustra esta página) o el pequeño poblado Tolar Grande, en el mágico desierto de la Puna, donde es posible contemplar los volcanes más significativos de la región (Llullaillaco, Socompa, Arizaro, Aracar y Guanaquero) o las pequeñas lagunillas los Ojos de Mar, pequeñas lagunillas en medio del Salar de Tolar Grande.

Un lugar no tradicional de Jujuy es el Valle de la Luna; en Formosa, Bañado La Estrella sobre el Pilcomayo, atractiva por paisaje y fauna o el recientemente creado Parque Nacional La Fidelidad, compartido con Chaco; de Tucumán el yacimiento arqueológico de origen inca La ciudacita por donde pasa el Camino del Inca declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por Unesco; de Santiago del Estero la isla Tara Inti, o de Misiones el Salto Encantado.

Otra de las ofertas de Parques Nacionales es el Mburucuyá, dentro de la región de los Esteros del Iberá o el Predelta, en Entre Ríos, para los amantes del aire libre, la carpa y la naturaleza; mientras que en Córdoba, las 5000 hectáreasdel Parque Provincial y Reserva Forestal Natural Chancani ofrecen además la posibilidad del trekking. En esa zona de la provincia serrana se "esconde" el Camino de los Túneles y Volcanes de Pocho.

Catamarca y La Rioja también son pródigas en estos lugares recónditos donde la palabra tumulto sólo puede remitir al nombre de un grupo musical: Alijilan o Sierras de Aconquija en la primera o Quebrada del Cóndor, Santa Vera Cruz o la Costa riojana (13 pueblos a orillas de la Sierrasde Velasco) en la segunda. En este último lugar hasta hay un Castillo de un ermitaño.

Ya en la zona Cuyo aparece el Parque Nacional El Leoncito, ubicado al sudoeste de territorio sanjuanino, ideal para amantes del descanso y la astronomía (sin g) y cerca la localidad del Barreal. En esta provincia, los aventureros también pueden optar por los valles de Tullum y Ullum o Jachal y el departamento Iglesia. En Mendoza se pueden mencionar La Payunia, Laguna del Diamante o Dunas de Nihuil y en Neuquén Lagunas Varvarco Tapia, Varvarco Campos o las Termas del Domuyo o Aguas Calientes.

El Parque Nacional Sierras de las Quijadas en San Luis o el Lihué Calel en La Pampason otros de los lugares no tradicionales. En la provincia más al centro también se recomienda La Adela; Casa de Piedra; Guatrache y 25 de Mayo, donde prevalece lo agreste y es difícil conseguir Wi-Fi.

Ya en la Patagonia, donde puede disfrutarse de mar a montaña, las provincias de Río Negro, Chubut y Santa Cruz son más que generosas con la oferta de lugares. En la primera, si la idea es arena y agua, y evitar los abigarrados puntos costeros se recomienda Playas Doradas o los parques nacionales Interjurisdiccional Marino Costero Patagonia Austral, ya en Chubut o el Monte León en Santa Cruz.

Si el plan es montaña, el Parque Nacional Perito Moreno todavía tiene lugares no explorados por la masa y en Chubut los amantes de la escalada encontrarán Piedra Parada, de fama internacional pero poco marketing local. En Santa Cruz también se menciona como parajes solitarios el Bosque Petrificado Jaramillo o Río Deseado o Rutas del Zeballos. Finalmente –pero no por eso menos importante o solitario–Tierra del Fuego también dispone de lugares como Península Mitre, Cabo San Pablo, las Estancias Turísticas de Río Grande.

Para los más adinerados, queda la Antártida, el punto final de una veintena de destinos poco conocidos de un país ancho y largo donde hay espacio para el descanso de todos y todas aquellos que quieran ruido o el silencio más absoluto.

Mejor solo que mal acompañado

El psicoanalista Ricardo Rubinstein opina que en general la gente prefiere viajar acompañada, pero también concede que otros lo hacen solos por necesidad, no encontrar compañía o porque tuvieron malas experiencias previas.

"Es mejor ninguna compañía a una mala, no depender de nadie ni de horarios. Otros solitarios gustan de ir vinculándose en el camino", analiza. Para Rubinstein, "irse al medio de la nada en su nivel extremo podría suponer un temperamento esquizoide, que es un rasgo de personalidad no es un patología –aclara–. Todo depende de las cantidades."

Claro que hay quien elige estar en el medio del ruido o mostrarse en lugares donde el show off es la onda, pero Rubinstein remarca que no hay patrones ni síntomas a la hora de elegir dónde y con quién vacacionar. Sin embargo, advierte que algunos "adictos a la adrenalina lo hacen en ciertos momentos críticos de la vida porque esto les sirve como un tapón o un escape". "El viaje finalmente es un modo de buscar lugares para descansar y estar tranquilo y estar con amigos", agrega.