(Frase puesta sobre una foto de su viaje de 15 por nuestra hija Carolina.)
Estábamos muy ilusionados con esas vacaciones en El Rodeo porque estaríamos todos juntos aunque fuera por unos días (ya que tres de nuestros hijos disfrutaron con amigos la primera quincena de enero y pronto tenían que regresar a Córdoba a estudiar), además de los muy queridos abuelos Toto y Pita y tía Mari. Y en un lugar tan querido por todos nosotros.
Fuimos a buscar a Caro a la Quiaca, quien regresaba de su viaja a Bolivia y Perú, para asegurarnos que nada le pasara.
Aquél día también estaban con nosotros Samuel, novio de Euge, y nuestra empleada Fany.
Todo sucedió muy rápido. No nos dio tiempo a nada. Cuando el agua comenzó a entrar a la casa no supimos qué hacer porque nunca antes nos había ocurrido algo igual. En las anteriores crecientes, además de que fuimos alertados y evacuamos la vivienda, el agua sólo llegó a los fondos.
Recién cuando pudimos ver el estado en que quedó la casa comprendimos el milagro de que viviéramos ocho de las once personas que estábamos en ese momento.
Caro aún está desaparecida y sólo es buscada por los lugareños - y con recursos propios según tenemos entendido- porque lamentablemente la provincia de Catamarca carece de un grupo de rescate y de tecnología suficiente para este tipo de tareas.
Lo más duro de aceptar es que las muertes pudieron evitarse.
Hoy ya contamos con nuevas pruebas que así lo evidencian.
Por eso esperamos que se haga Justicia, por nuestra hija que era una soñadora y que estaba haciendo su aporte para un mundo mejor, por Pita, Mary, por todos los demás fallecidos, y porque consideramos que la Paz social es obra de la Justicia.
La Paz interior solo viene de Dios y por eso agradecemos a todos por sus oraciones y apoyo constante.
Eugenia M. Castiglione de Sal - DNI: 17.340.814
Augustin A. Sal - DNI: 16.008.449