El mismo culmina hoy y reúne a unos 3.000 jóvenes y adultos
de 60 diócesis del país, bajo lema "Misión, un estilo de vida”.
Los participantes escucharon ponencias, tuvieron momentos de
reflexión pastoral, hubo testimonios y en el cierre participarán de un gesto
misionero y difundirán sus proclamas misioneras.
Acompañan a los misioneros varios obispos, entre ellos el
anfitrión, monseñor Vicente Bokalic CM, obispo de Santiago del Estero y
presidente de
El Papa los animó a seguir construyendo una Iglesia en
salida
El papa Francisco sorprendió con un mensaje a los más miles
de jóvenes y adultos que se dieron cita en Santiago del Estero, a quienes animó
a "seguir construyendo una Iglesia en salida, unos grupos solidarios que
trabajan para comunicar esta alegría que el Señor ha puesto en nuestros
corazones”.
El pontífice les recordó a los participantes que "para ser
misionero, antes de anunciar, de comunicar, es necesario ver. Ver a ese Jesús
que se ha hecho pequeño para alcanzar nuestra debilidad, que ha asumido nuestra
carne mortal, para revestirla de su inmortalidad y que viene cotidianamente a
nuestro encuentro, para caminar con nosotros y tendernos su mano amiga en la
dificultad”.
"No dejen de rezar, de rezar los unos por los otros, de
sostenerse mutuamente con la oración, y verán como Jesús, por medio de ustedes,
y a pesar de su debilidad, obrará maravillas ante todos los pueblos”, sostuvo.
Francisco también les pidió que aprendan "a mirar como
Jesús. Una mirada de ternura, de comprensión y de misericordia que nos lleve a
tocar las llagas del Señor en la carne de nuestros hermanos necesitados. Ver a
Jesús en el otro purifica el corazón, liberándolo del egoísmo, de toda segunda
intención, de todo deseo mundano”.
Texto completo del mensaje
Queridos hermanos:
Los saludo con afecto y me uno espiritualmente a la
celebración de ese IV Encuentro Nacional de Grupos Misioneros. Ojalá recordemos
siempre que no podemos mostrar a los demás lo que nosotros mismos no hemos
visto ni oído. Por eso, para ser misionero, antes de anunciar, de comunicar, es
necesario ver. Ver a ese Jesús que se ha hecho pequeño para alcanzar nuestra
debilidad, que ha asumido nuestra carne mortal, para revestirla de su
inmortalidad y que viene cotidianamente a nuestro encuentro, para caminar con
nosotros y tendernos su mano amiga en la dificultad.
Queridos hermanos, no olviden nunca el llamado, el primer
encuentro con Jesús, el gozo con el que recibieron ustedes el primer anuncio,
tal vez de sus padres, de sus abuelos, de sus catequistas o maestros. Y no
dejen de rezar, de rezar los unos por los otros, de sostenerse mutuamente con
la oración, y verán como Jesús, por medio de ustedes, y a pesar de su
debilidad, obrará maravillas ante todos los pueblos.
No olviden tampoco que la misión, además de ser una pasión
por Jesús, es una pasión por su pueblo. Dejémonos mirar por Jesús, pero
aprendamos también a mirar como Jesús. Una mirada de ternura, de comprensión y
de misericordia que nos lleve a tocar las llagas del Señor en la carne de
nuestros hermanos necesitados. Ver a Jesús en el otro purifica el corazón,
liberándolo del egoísmo, de toda segunda intención, de todo deseo mundano.
Espero que estas breves reflexiones los animen a seguir
construyendo una Iglesia en salida, unos grupos solidarios que trabajan para
comunicar esta alegría que el Señor ha puesto en nuestros corazones.