Observando la imagen está claro que el caso particular que
nos ocupa es de un hombre, que responde al sobrenombre de "Ushuta", y que
frecuentemente está sentado en la esquina de calles Belgrano y Núñez del Prado.
Padece discapacidad en una de sus piernas, por lo que se
moviliza ayudado por una muleta de madera, con el agravante de que además, es
alcohólico.
Durante el fin de semana pasado, como ha ocurrido
reiteradamente, se quedó dormido en plena vereda sin que nadie le prestara
atención, hasta que en horas de la tarde del domingo, una vez que recobró el
sentido y pudo restablecerse, se levantó y se fue con rumbo desconocido,
evidenciando un muy preocupante estado de deterioro emocional y físico.
Cuando pensamos en las razones que impulsan a un ser humano
a llegar a este extremo de degradación, podemos pensar e inferir que las
razones serían de muy diversa índole, y tienen que ver con la trayectoria
particular, que tendría que ser abordada por los organismos de salud en un
trabajo coordinado con otros estamentos del Estado, a fin de recuperarlo y
asignarle un tratamiento, ya que el derecho le asiste.
Nadie elige vivir en situación de calle, expulsado e
ignorado por sistema, y llegar a una situación extrema en donde lo que está en
riesgo es nada más ni nada menos que la vida. Por lo tanto, no podemos ni
debemos seguir mirando para otro lado frente a individuos que requieren de un
auxilio que seguramente está a nuestro alcance brindarlo, desde la individual
y, naturalmente, desde la institucional, y sobre ello es lamentable asegurar
que ni desde el Estado,
Un tema para la reflexión y la acción inmediata.