Las muestras de devoción profunda a la Morenita del Valle
son conmovedoras, comunidades completas familias, con niños, jóvenes, adultos y
ancianos arriban a las tierras de la Virgen del Valle a pie luego de varios
días de caminar sostenidos por la devoción y el agradecimiento. Cientos de
motos y bicicletas colman el Paseo de la Fe, a la espera de que los promesantes
cumplan la misión que los trajo días y noches enteras por rutas compartidas con
otros hermanos, hijos de la misma Madre Morena.
Muchos continúan de rodillas el último tramo hasta el atrio
donde los espera la Virgen, otros comienzan de rodillas su promesa desde la
plaza principal, a todos los reciben los servidores y voluntarios con agua para
el cuerpo extenuado y aliento para las almas fieles.
Con banderas, misachicos y colores distintivos se los ve
pasar por las calles de la ciudad, mientras los aplausos, vivas y cantos
resuenan con fuerzas en la puerta de la Casa de María.
Sin importar el lugar de origen o el medio a través del cual
llegaron hasta los pies de la Morenita bendita, la emoción los embarga hasta
las lágrimas, los abrazos entre compañeros expresan la alegría de la meta
alcanzada y todos los ojos buscan los de la Reina del Valle que los recibe y
reconforta.