Coincide la gente en que esa cuestión es de responsabilidad
compartida entre el municipio y los padres de esos menores, pero asegura que
existe una ordenanza que regula el tránsito en esta ciudad, para evitar que se
convierta en el caos que ahora es, y sea considerada como la más desordenada,
ruidosa y de elevados índices de contaminación auditiva.
Nos comentaba un mecánico de motos, que al parecer, los
jóvenes han instalado una especie de moda que consiste en extraer los
silenciadores de sus motos, porque el que tenga el rodado más ruidos "es el más
capo”, como una cuestión de status, aunque moleste demasiado al resto de la
población, ello sin contar la casi total ausencia de casco y que conducen en
evidente estado de ebriedad o bajo los efectos de otras sustancias, de uso muy
frecuente en Andalgalá.
Sería bueno que los responsables del área de Tránsito
municipal, tomen cartas en el asunto, que instruyan al personal de calle,
recomendándole que "dejen el celular” y presten atención a los que transgreden
las normas.