"Las crecientes de este tipo no bajan siempre por el
mismo cauce, por eso es que en su desembocadura se forman lo que en geología
denominamos abanicos aluviales: amplias zonas en las que se depositan los
sedimentos arrastrados por la corriente.
Volcán está sobre uno de estos y, por ello, su población
corre peligro de quedar sepultada", expresó a Télam Daniel Kokogian,
ingeniero petrolero de la UBA.
Según explicaron distintos geólogos, los aludes que
obligaron a evacuar a más de 1.000 personas en las zonas de Bárcenas y Volcán
la semana pasada son comunes en climas áridos y montañosos, donde en la época
de lluvias el agua fluye por la ladera de las montañas y arrastra consigo
tierra y piedras que, dependiendo de la magnitud de las precipitaciones, pueden
arrasar con ciudades enteras.
Frente a la amenaza de que un evento semejante o incluso
peor pudiera repetirse, Kokogian evaluó la necesidad de relocalizar a la gente
por fuera del abanico aluvial o bien hacer alguna obra de contención que
permita frenar los aludes.
Pablo Civetta, secretario de Infraestructura de Jujuy, está
trabajando en Volcán desde hace varios días y expresó que mudar la ciudad no es
una opción que se maneje desde el gobierno provincial.
"Se están tramitando los fondos con el Estado Nacional
y se están reconstruyendo viviendas, reponiendo los servicios de cloacas y
limpiando el barro depositado en las calles", expresó Civetta.
"Ya se hizo un estudio de la cuenca de Purmamarca y
estamos avanzando con las cuencas de Tilcara y Volcán. Recién los primeros días
de la semana que viene tendremos los resultados definitivos sobre qué medidas
tomar a futuro, pero definitivamente no se trasladará la ciudad",
reconoció el secretario.
Consultado por la necesidad de tener que optar entre mudar
el poblado entero o hacer trabajos de contención, Luis Fauquet, geólogo y
colaborador del departamento de geología ambiental del Servicio Geológico
Minero Argentino (Segemar), expresó que pueden realizarse obras, pero que es
necesario considerar los costos que implicarían construcciones de esta
magnitud: "Podrían construirse retardadadores, pequeños diques,
terraplenes o hasta canalizaciones que frenen el material a los largo de la
quebrada, pero la cuestión pasa por cuánto costaría hacerlo y si vale la pena
destinar semejante cantidad de dinero a esa obra".
"Tanto Volcán como muchos de los pueblos situados en la
quebrada de Humahuaca fueron fundados a la vera de arroyos, de los que tomaban
el agua para beber y usos comunes, pero la realidad es que es muy riesgoso
vivir allí. Ahora, ¿cómo se hace para convencer a la gente de que abandonen sus
hogares y se muden a otro lugar?", se preguntó el geólogo.
Según explicó, existen registros bibliográficos en los que
constan cómo los flujos de agua y barro que atravesaban la quebrada impedían el
paso del ferrocarril ya en 1928, pero que los fenómenos de este tipo deben ser
aún más antiguos.
"A medida de que pasen los años, los procesos irán
empeorando, ya que el abanico va ampliando su desembocadura al buscar nuevos
lugares por donde escurrir", advirtió.
Otra de las opciones que esgrimió Fauquet es la de diseñar
un sistema de alertas de evacuación temprana, semejantes a las que existen en
algunas localidades situadas a la vera de montañas en Colombia. Allí hay
ciudades en las que, teniendo en cuenta la precipitación diaria y mensual, se
advierte a la población de la posibilidad de aludes para que abandonen sus
casas.
"Algo así requeriría estudios geológicos y
meteorológicos, pero debería haber una coordinación entre los distintos
organismos y una orden oficial para llevarlos adelante", cerró.