La policía
reprimió la protesta que se desarrollaba frente al Congreso brasileño,
convocada por sindicatos que exigen la renuncia del presidente Michel Temer,
quien está en medio de un gravísimo escándalo de corrupción.
El origen de
los desórdenes no está claro, pero las autoridades usaron gases lacrimógenos y
la caballería para cargar contra miles de manifestantes, en momentos en que la
protesta se adentraba en unos extensos jardines frente a la sede del
Parlamento.
En medio del
caos, el ministerio de agricultura debió ser evacuado por un incendio. Tampoco
está claro el origen de las llamas, pero el fuego se propagó de tal manera que
fue imposible contenerlo sin desalojar a todos los que allí se encontraban.
Miles de
manifestantes marcharon este miércoles por el centro de Brasilia al grito de
"Fuera Temer" y por la realización de elecciones "directas
ya", mientras que estudiantes presentaron un pedido de impeachment, que es
el 13º contra el presidente.
La Central
Unica de los Trabajadores (CUT), el Partido de los Trabajadores (PT) y la Unión
Nacional de Estudiantes (UNE) estuvieron entre las organizaciones que marcharon
hoy hasta el Congreso.
Hubo choques
con la policía militarizada poco después de las 13:30, hora local (16:30 GMT),
cuando las columnas marchaban por la avenida central, el Eje Monumental, que
pasa por el Congreso y la presidencia, resguardada por un cordón de seguridad.
Según la
policía militarizada, hubo 25.000 personas, mientras que los organizadores
mencionaron la presencia de 100.000 inconformes.
Antes de la
movilización, la UNE presentó el decimotercer pedido de impeachment junto a un
petitorio de 200.000 firmas.
Está
previsto que este jueves la Orden de Abogados de Brasil presente su pedido de
impeachment, votado el fin de semana durante una reunión extraordinaria de esa
entidad.
Unas 100.000
personas según los organizadores, 35.000 para la policía, marcharon hoy rumbo
al Congreso Nacional, pero un grupo se enfrentó con los agentes al intentar
llegar al edificio del Parlamento. La manifestación para pedir por elecciones
directas y la renuncia de Temer estuvo dirigida por las centrales sindicales,
pero grupos de black blocs (anticapitalistas) fueron hacia los ministerios.
Los
empleados tuvieron que apelar a una alarma de incendio para salir en un plan de
evacuación, por orden del gobierno nacional. Peleas cuerpo a cuerpo se veían en
la Explanada de los ministerios entre la policía y los manifestantes, que
usaron como barricadas los baños químicos.
Con Brasil
en vilo por las imágenes, una de las más dramáticas de la reciente historia
democrática iniciada en 1985, el Congreso reflejó el desorden externo:
diputados oficialistas y opositores denunciándose, a los gritos, empujones, y
una bandera con la inscripción "Fuera Temer".
Temer estaba
en su despacho, en el tercer piso del Palacio del Planalto, viendo las imágenes
de una jornada calificada como "una tarde de Venezuela en Brasil",
como ilustró el senador Laseri Martins, un aliado del Partido Social Demócrata
que dio "prácticamente por terminado" el gobierno.
La
negociación ante una eventual caída de Temer incluye también otra por su
sucesor: según la Carta Magna, el jefe de Diputados debe convocar después de
vacío de poder a elecciones indirectas, vía parlamento, en 30 días, y no es
necesario ser legislador para ser candidato a completar el mandato que termina
el 31 de diciembre de 2018.
Temer perdió
hoy a su cuarto asesor especial en la presidencia, Sandro Mabel, por cuestiones
personales, pero luego de que ayer fuera detenido su colaborador Tadeu
Filippelli, acusado de desviar dinero de la construcción del estadio de
Brasilia, el Mané Garrincha. Precisamente en ese estadio terminó hoy la marcha
que prendió fuego a Brasilia.