"Es injusto”, se quejó Néstor Gabriel Ruiz mientras dos
policías lo retiraban de la sala de juicio para su retorno al penal de Villa
Urquiza. Su tono de voz expresaba bronca, pero no demostraba dolor. Los jueces
de
El fallo se conoció a la tarde, pero durante la mañana un
testigo había aportado una descripción escalofriante un 26 de febrero de 2012,
día en el que se produjo el hecho. Cada detalle que el joven transmitía en su
testimonio transportaba a una escena espeluznante. "Es algo que quisiera
olvidar”, dijo, todavía conmovido, tres años después.
Martín Guillermo Vallejo es un joven que, en 2012, vivía
junto a su familia en el mismo edificio de General Paz al 400 donde atacaron a
Vanesa. La noche del 25 de febrero de 2012, había salido a bailar junto a un
grupo de amigos. Cuando terminó la fiesta, regresó a su casa para buscar las
llaves de su oficina a las 5 aproximadamente.
"Entro al edificio y los veo a los dos sentados en la
escalera, estaban besándose, en una situación íntima de pareja. La puerta del
ascensor estaba abierta y adentro había un par de zapatos con tacos. Les dije
que iba a correrlos (a los zapatos) y subí a mi departamento. Allí busqué las
llaves, volví a bajar y me fui”, contó Vallejo. Cuando la fiscala de Cámara
Estela Velia Giffoniello le pidió detalles acerca de la pareja, el testigo
describió cómo estaban vestidos y agregó que ella parecía estar alcoholizada, a
diferencia del joven que la acompañaba. Ese joven era Ruiz.
Además, se dijo que en aquel entonces el testigo declaró
ante
Vallejo dijo que regresó a su domicilio aproximadamente dos
horas después, alrededor de las 6.30. Esta vez no encontró a la parejita en la
entrada del edificio, pero en cuanto atravesó la puerta principal lo invadió un
olor nauseabundo, insoportable. "El ascensor no respondía así que subo por las
escaleras. En el primer piso veo un charco con varios fluidos, parecían orina y
excremento, también había sangre. Sigo subiendo y en el segundo piso siento un
jadeo. En el tercero, me la encuentro a Vanesa tirada en el piso”, recordó.
La descripción de Vallejo fue impresionante. "Ella estaba
boca abajo, con la cabeza colgando por el primer escalón. Estaba desnuda y
solamente tenía una remera arremangada en las axilas, como si hubiese querido
sacársela. Estaba desfigurada y llena de sangre. Su cuerpo estaba embadurnado
con excremento”, relató. La respiración de Vanesa, según indicó el testigo, era
agonizante.
Estado vegetativo
Vanesa fue llevada al hospital Padilla en estado de extrema
gravedad. Allí estuvo unos meses hasta que su familia la trasladó a un hospital
de Catamarca para tenerla cerca. Pero la maestra jardinera permaneció en estado
vegetativo hasta marzo de este año, cuando falleció.
Nunca consiguió recuperar la conciencia para contar lo que
le había pasado esa madrugada. Por eso, la fiscala de Cámara y el querellante Guillermo
González pidieron que Ruiz sea juzgado por el delito de abuso sexual seguido de
muerte (en la instrucción sólo se le había imputado los delitos de abuso sexual
agravado y abandono de persona agravado) y en sus alegatos solicitaron la pena
máxima. Mientras que la defensora de Ruiz, Gloria Hansen, peleó por la
absolución de su cliente.
Antes de que los jueces Fabián Adolfo Fradejas, Juana Juárez
y María Alejandra Balcázar se retirasen a deliberar, Ruiz tuvo la última
oportunidad de hablar ante el tribunal. El joven, que tiene 29 años y es
oriundo de Salta, se limitó a decir que es inocente y que siempre respetó a
Vanesa.
Una hora después, se conoció la sentencia. Los jueces
decidieron condenarlo a la pena máxima, por unanimidad. También se ordenó que
continúe vigente la prisión preventiva, por lo que Ruiz no podrá salir del
penal de Villa Urquiza hasta que la sentencia quede firme. El tribunal, además,
fijó el 11 de diciembre como fecha para comunicar los fundamentos del fallo.
En el público, una mujer de pelo largo y oscuro lloraba sin
consuelo. Era la madre del condenado, la única persona que lo acompañó a lo
largo del juicio. Por parte de los allegados a la víctima, en tanto, hermanas,
primas y tías de Vanesa se abrazaron con alivio y se retiraron conformes con la
sentencia.
"Era lo que esperábamos: una sentencia justa que trae mucha
tranquilidad. Por fin se hizo justicia y mi hermana va a poder descansar en
paz”, expresó Ángela Arévalo, hermana de la víctima y quien asumió el rol de
querellante durante el debate. Respecto a la responsabilidad penal de Ruiz, la
joven aseguró: "no había ninguna duda de que era él, desde el primer día fue el
único imputado. Nunca nos pidió disculpas, ni él ni su familia”, dijo.
La joven retornaba ayer a Catamarca para transmitirle la
noticia al resto de los familiares que no pudieron asistir al debate.
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