La mujer, visiblemente triste y decaída, aseguró que su hija
no se suicidó, sino que la mataron, vaya a saber por qué y para qué. Aunque dijo no estar segura aún del autor del
crimen, Cruz insistió en que no fue suicidio sino un aberrante asesinato.
También se manifestó muy enojada con el intendente Páez y
algunos de sus funcionarios, porque también tiene la certeza de que el
municipio puso mucha plata para que el sujeto sospechado se encuentre en
libertad y la causa no haya avanzado en ámbitos judiciales.
En horas de la mañana, la madre de Ayelén no sabía si los
vecinos la acompañarían a una nueva marcha, como las que se venían realizando
los días miércoles.
Las declaraciones de esta triste madre, nos resultaron
cortitas pero contundentes, no sólo en sus palabras, sino en el gesto de
profunda angustia, mezcla de tristeza e impotencia. Solamente queda
esperar para que se anime a mencionar
nombres y circunstancias concretas en este delicado asunto.