La muerte de Diego Maradona fue un golpe de nocaut para el fútbol argentino y el deporte a nivel mundial. El astro sufrió un paro cardiorrespiratorio en su casa del barrio Villa Nueva, de la localidad de Tigre, mientras se encontraba recostado. Y le dejó paso a la leyenda. Casi inmediatamente, Boca (club en el que el Diez es ídolo y con el que ganó el Metropolitano de 1981) pidió la postergación del encuentro frente a Inter de Porto Alegre que debía jugar esta noche, por los octavos de final de la Copa Libertadores. La Conmebol accedió y pasó el cotejo de ida para el 2 de diciembre.
Además, hubo minuto de silencio en los encuentros de los certámenes internacionales que siguieron su curso, tanto a nivel sudamericano como en Europa. Una multitud se congregó en el Obelisco, en el estadio de Argentinos Juniors (donde hizo su presentación en la élite) y en la Bombonera. Además, los estadios argentinos se pusieron de acuerdo para iluminar sus torres a las 10 de la noche en memoria de su histórico dorsal.
El impacto también llevó a que cambie su nombre el flamante torneo de Primera División de Argentina. “En homenaje al inolvidable capitán de la selección argentina, la Copa Liga Profesional pasará a llamarse Diego Maradona. #Diego Eterno”, fue el comunicado emitido por la entidad con oficinas en Puerto Madero a través de las redes sociales.
La Asociación del Fútbol Argentino, por su parte, dispuso el luto hasta el 1° de diciembre, por lo que habrá minuto de silencio en cada encuentro y los futbolistas portarán un brazalete negro.
Justamente en este certamen Maradona hizo su última aparición pública. El día de su cumpleaños N° 60, el viernes 30 de octubre, Gimnasia y Patronato abrieron la acción en el Bosque. Y en la previa, la AFA y la Liga le brindaron un reconocimiento, con la presencia de sus presidentes, Claudio Tapia y Marcelo Tinelli. Fue allí donde se pudo observar una imagen frágil y preocupante del ex capitán albiceleste. El lunes siguiente fue internado y en los estudios resultó detectado el hematoma subdural por el que fue operado.
Luego llegó el tratamiento por el cuadro de abstinencia, el traslado a la casa en el Tigre y la recuperación, que parecía favorable, hasta que su cuerpo dijo no va más. Pero su legado futbolístico está escrito con tinta indeleble. Y su nombre también estará grabado en la Copa de Primera División.