“Lo voy a saludar, lo voy a abrazar, le voy a dar un beso, le doy mi camiseta. Lo que quiera. ¡Todo!”, prometió Carlos Tevez cuando le preguntaron en la semana si iba a ir a dialogar con Diego Armando Maradona en la previa del duelo entre Boca y Gimnasia de La Plata correspondiente a la 23ª fecha de la Superliga. El conflicto entre el Diez y la nueva dirigencia Xeneize, quedó claro, no era un obstáculo para el Apache.
Maradona duplicó la apuesta en la previa cuando le comentaron las declaraciones que había hecho el capitán de Boca: “Y yo a Carlitos le quiero decir que le voy a dar un pico, que lo voy a romper todo”. Y cumplió: apenas terminó el sorteo entre los capitanes, Carlos caminó hasta el banco de suplentes y el Diez se preparó para darle el beso que había anunciado.
Sonrió, le agarró la cara y le dio un pico. Luego, se fundieron en un abrazo que pareció eterno.
“Qué se puede decir de Diego, es lo más grande que hay. Para mí como jugador no habrá otro igual, no se compara con nada”, había dicho Tevez en la previa, a quien le había prometido un reconocimiento a su altura: “Lo que él se merece dentro de la cancha, la cinta, lo que él quiera. Para Diego, todo”.
Durante la previa del cotejo, el hombre que fue clave en el título Metropolitano de 1981 vivió minutos de profunda emoción con el homenaje que le realizó la institución. Maradona apareció en la cancha cerca de media hora antes del comienzo del encuentro y las tribunas le regalaron una gran emoción. Sus ex compañeros en el título del 81 Miguel Ángel Brindisi y Hugo Perotti fueron los encargados de recibirlo, darle una camiseta con el número 10 enmarcada y otorgarle una plaqueta en reconocimiento por aquel campeonato.
Luego, recibió una sorpresa inesperada: su hija Dalma y su nieto Benjamín –hijo de Giannina y Sergio Agüero– irrumpieron por la manga y lo fueron a saludar.
Diego y Carlitos tienen una relación estrecha desde que el hombre de Fuerte Apache apreció en los primeros planos de Boca. En reiteradas ocasiones lo elogió, lo defendió de las críticas e insistió con que era el “jugador del pueblo”.
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