La venta de la fruta, que es cosechada del propio establecimiento educativo, es destinada para gastos en alcohol en gel y lavandina.
La Escuela Hogar N° 602 "Fray Mamerto Esquiú", antes del brote de la pandemia de coronavirus y el aislamiento social, preventivo y obligatorio, albergaba a 95 alumnos (en total 142 sumándoles los niños de Jardín), y se les brindaba las cuatro comidas principales.
Durante esta época, recibían de postre mandarinas que pertenecían a la propia cosecha del establecimiento educativo. Pero desde hace varios meses, esto dejó de ser así y los directivos de la institución, que está ubicada en la localidad de Icaño (La Paz), decidieron darle utilidad al cultivo antes de que la fruta se eche a perder: venderlas y con el dinero obtenido comprar insumos de higiene.
"La escuela tiene alrededor de 20 plantas de mandarinas y todos los años, en esta época, le brindábamos de postre a los chicos. En este tiempo que no concurren al establecimiento no hay a quién entregarles y antes de que se echen a perder o la coman los pájaros, se decidió venderlas", manifestó la directora Martha Piza.
Esta iniciativa tiene como fin comprar la mayor cantidad de alcohol en gel y lavandina, que serán utilizadas una vez que los alumnos puedan regresar a clases.
"Esta semana con el dinero recaudado pudimos comprar 10 alcohol en gel, 10 alcohol líquido y tres cajas de lavandina. Si logramos vender más, me gustaría comprar guantes de látex", relató Piza.
Las frutas son vendidas en la casa de la directora a "20 mandarinas por 50 pesos, aunque si hay alguna de tamaño pequeño les damos más", según indicó.
Este gesto fue aplaudido por los habitantes de aquella localidad, quienes a través de posteos en Facebook desean que sea llevado con mucho éxito.