Joven diácono fue ordenado

El Obispo Diocesano, Luis Urbanc, ordenó Diácono al joven Javier Cisternas, durante la Santa Misa concelebrada anoche por sacerdotes catamarqueños y de la Arquidiócesis de Tucumán, en el cierre de la semana de los ejercicios espirituales del clero local.
sábado, 15 de junio de 2019 10:05
sábado, 15 de junio de 2019 10:05

Ante una gran cantidad de fieles que colmó la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle, la ceremonia dio inicio con la lectura del decreto correspondiente, a cargo del Vicario General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino; y la presentación del candidato al ministerio del Diaconado, realizada por el Pbro. Julio Ávalos, responsable de la Pastoral Vocacional en la diócesis.

Luego de la proclamación de la Palabra de Dios, Javier Cisternas expresó libremente su voluntad de recibir el orden sagrado.

Durante su homilía, Mons. Urbanc expresó que “esta celebración llena de júbilo el corazón del Pastor y de toda la Iglesia”, a la vez que agradeció a Javier por su entrega y a su familia por acompañarlo en este a camino, “gracias al papá, a las hermanas y a la mamá, quien desde el cielo mira alegre y participa de esta hermosa celebración”. También manifestó su gratitud a “la comunidad parroquial del Espíritu Santo, donde ha ido forjando su vida cristiana”, y a los padres que han venido del Seminario de Tucumán, diáconos y seminaristas”.

Al dirigirse al candidato al Diaconado, dijo: “Dios quiere que seamos libres para amar, y eso es lo que has decidido, Javier, diez años en este camino de reflexión, de meditación, de servicio, de miedos, de angustias, de grandes decisiones”, y lo exhortó a “que perseveres en la oración, porque es el mejor servicio que prestas a los demás y a vos mismo”.

En otro tramo de su predicación, afirmó que “ser diácono es ser un servidor y para poder ser servidor de verdad, querido Javier, tienes que ser libre”, con “un corazón de servidor a ejemplo de Cristo, que no ha venido a ser servido sino a servir”.

También apuntó que “en este entrenamiento del servicio propio del diaconado hay que tener mansedumbre, un corazón puro, sin resentimientos, que siempre busca construir, te tiene que afanar por eso, Jesús lo está pidiendo”.

Al referirse al origen del Diaconado, tomando la lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles, aseveró que “un diácono tiene que estar esencialmente al lado de los más pobres, los necesitados”, a través del “servicio, perseverando en la oración y con ese espíritu de disponibilidad y de mansedumbre, que es tan importante”, siempre unido a Jesús”.

Seguidamente, en el momento de las Letanías de todos los Santos, Javier Cisternas se postró completamente representando su entrega total y eterna al servicio de Dios y de la Iglesia, mientras el Obispo, el presbiterio y toda la asamblea se puso de rodillas rogando por esta vocación.

A continuación, el Obispo impuso sus manos sobre el candidato, instituyéndolo Diácono, como lo hicieron los apóstoles en los primeros tiempos de la Iglesia. Luego le entregó el libro de la Palabra de Dios, encomendándole: “Cree lo que lees, predica lo que crees y da testimonio de lo que predicas”.
El flamante Diácono fue revestido con la estola cruzada y la dalmática, un momento de gran emoción para su familia y todos los presentes, tras lo cual se unió a los celebrantes en el Altar ante el aplauso de los fieles participantes de la celebración. 

Antes de finalizar la Misa, Javier se consagró a los pies de la Virgen del Valle y recibió una bendición especial del Obispo.

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