Cuando nos referimos a la ansiedad y depresión, podemos ver una nueva luz al final del túnel, hablamos de la psilocibina, compuesto psicoactivo presente de forma natural en setas alucinógenas. Estos compuestos han mostrado resultados prometedores en la aplicación administrada a pacientes con depresión. Los resultados obtenidos de resonancias magnéticas muestran cambios en la actividad cerebral relacionados con una baja considerable en los síntomas.
El estudio pertenece a un conjunto de investigadores del Imperial College London, veinte pacientes con depresión resistente al tratamiento recibieron dos dosis de psilocibina 10 y 25mg con espacio de una semana, el 95% de los pacientes se sometieron a una resonancia magnética antes del tratamiento y otra un día después de la aplicación de la segunda dosis, la más alta. Con estos resultados, los investigadores analizaron la presión sanguínea y las interferencias de las distintas regiones del cerebro.
De esta manera, observaron una reducción de la presión sanguínea en la corteza temporal, y aún más importante, en la amígdala. Esta pequeña región del cerebro ayuda a procesar las reacciones emocionales, el miedo y el estrés. Los científicos constataron una importante relación entre la reducción de la presión sanguínea y el descenso de los síntomas de depresión.
Estos asombrosos resultados permiten obtener otra noción sobre el uso de sustancias alucinógenas con respecto a las redes neuronales, las cuales son destruidas y regeneradas de manera mejorada.
“Varios de nuestros pacientes aseguraban sentirse como ‘reiniciados’ después del tratamiento y solían recurrir a analogías informáticas”, señaló en unas declaraciones Robin Carhart-Harris, responsable del estudio. “Uno de ellos, por ejemplo, dijo que tenía la sensación de que su cerebro hubiera pasado por un proceso de desfragmentación, como el del disco duro de un ordenador. Tal vez la psilocibina proporcionó a estos pacientes ese ‘reinicio’ que necesitan para salir del estado depresivo. Y las resonancias respaldan esta analogía. Ya se ha observado efectos similares con la terapia electroconvulsiva”.
En cualquier caso, esta investigación aporta más pruebas que respaldan el uso de esta sustancia como tratamiento antidepresivo. Los autores del estudio aseguran que se llevarán a cabo investigaciones posteriores con mayor rigor.
