Este jueves 28 de enero de 2021 tiene lugar la primera Luna llena de 2021, conocida como "Luna de Lobo", "Luna de Hielo" o "Luna Vieja" y si en los últimos días las personas experimentaron problemas para conciliar el sueño, de acuerdo con un estudio, es obra del satélite natural.
De acuerdo con una investigación publicada en la revista Science Advances por científicos de las universidades de Washington, Yale (Estados Unidos) y la Universidad Nacional de Quilmes, en las noches previas a la luna llena, las personas se acuestan más tarde y duermen durante períodos más cortos.
Para llegar a tal conclusión, los científicos reclutaron tres grupos de voluntarios, pertenecientes a las comunidades indígenas Toba-Qom, de la provincia de Formosa. Las 98 personas si bien eran del mismo pueblo, vivían de formas muy diferentes. El primer grupo era totalmente rural, sin acceso a la electricidad, el segundo tenía un acceso limitado al suministro eléctrico, y el tercero vivía en un entorno urbano sin limitaciones de este tipo.
Los voluntarios se colocaron monitores de muñeca, que permitieron hacer un seguimiento de su sueño. El estudio arrojó que cuanto mayor era el acceso a la electricidad más tarde se iban a la cama y más cortos eran sus ciclos de sueño.
Sin embargo, las tres comunidades mostraron las mismas oscilaciones del sueño a medida que la luna progresaba en su ciclo de 29,5 días. Según cada comunidad, la cantidad total de sueño variaba a lo largo del ciclo lunar en una media de 46 a 58 minutos, y a la hora de acostarse oscilaba en unos 30 minutos; en los tres grupos, los voluntarios se acostaban más tarde y dormían menos en las noches de tres a cinco días anteriores a la luna llena.
Cuando los investigadores descubrieron este patrón, analizaron los datos de sueño de 464 estudiantes universitarios de Seattle en Estados Unidos, donde encontraron las mismas variaciones de sueño según la luna llena.
Los científicos creen que esta oscilación en el sueño es producto de la luminosidad de estas noches. Cuando la Luna está creciendo se hace cada vez más brillante y se encuentra en todo su esplendor justo después del anochecer. Así, cuando comienza las fases decrecientes también brilla mucho, pero lo hace más tarde, cuando las personas llevan más tiempo durmiendo. Por este motivo, su influencia sobre los ritmos circadianos se hace más patente en las fases anteriores.
Leandro Casiraghi, autor principal del estudio explicó: “Presumimos que los patrones que observamos son una adaptación innata que permitió a nuestros antepasados aprovechar esta fuente natural de luz vespertina que se produjo en un momento específico durante el ciclo lunar”.
Fuente: Telefé
