El acuerdo con el FMI no es letra sagrada y podrá ser revisado

El acuerdo que firmó el gobierno de Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional extiende su vigencia más allá de su mandato, en un deliberado propósito de condicionar a la futura administración.
miércoles, 17 de octubre de 2018 07:52
miércoles, 17 de octubre de 2018 07:52

Esa condición, sin embargo, no equivale a atar las manos al próximo presidente, que tendrá entre sus decisiones mantener, sentarse a renegociar o desconocer lo firmado más allá de la normal continuidad jurídica de los Estado.

Y la dirigencia política tiene el derecho de cuestionar las políticas económicas y sociales de la gestión de Cambiemos y plantear los caminos alternativos.

Cuando este martes el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, aseguró que el acuerdo "fue firmado por todo un país" y "no por Cambiemos" lo que pretende es insistir en el discurso único, del único camino posible. El ministro debería tener presente que bajo su gestión el país perdió la independencia política y económica, sometiéndose a las órdenes que le transmite desde Washington la gerenta general del FMI, Christine Lagarde, quien actúa en nombre de sus mandaderos, los directores del organismo que responden a los gobiernos de Estados Unidos, Alemania, Japón, entre otros.

El ministro cuestionó al dirigente Sergio Massa por sostener durante una presentación que hizo en Washington que el próximo Gobierno "va a tener que discutir el acuerdo con el Fondo nuevamente". Para el ministro, esas "declaraciones no guardan la responsabilidad que tendría que tener un dirigente político que pretende tener cierta envergadura".

Dujovne adhiere al pensamiento del politólogo estadounidense Francis Fukuyama, autor de la teoría de "El fin de la historia y el último hombre" donde declara en la década del '90 el triunfo del neoliberalismo sobre el resto de las ideologías.

Desde aquel entonces, las ideologías mostraron seguir vivas y estar presentes en cada decisión que toman los gobiernos. Como generar una brutal transferencia de ingresos desde el conjunto de la sociedad a las empresas, o generar una bicicleta financiera que derivó en una recesión de la economía que hará que el presidente Macri entregue el poder en diciembre de 2019 con un país más empobrecido del que recibió.

Según un trabajo de la Universidad Nacional de Avellaneda, "el proceso de recomposición del precio de los servicios públicos puesto en marcha desde 2016 fue el más abrupto de la historia argentina, por su magnitud y velocidad de ejecución" con "incrementos acumulados promedio del 2.057% en gas natural, de 1.491% en energía eléctrica y de casi un 1.000% en el servicio de agua potable" desde 2016.

El informe destaque que "la rentabilidad de las principales empresas distribuidoras de electricidad y gas en el primer semestre de 2018 ha sido prominente y en la mayoría de los casos ha implicado fuertes mejoras en relación a 2017".

También hay ideología en la decisión que tomó el Banco Central de subir 10 puntos, a 57% el rendimiento de las Lebac. Hasta el mercado se mostró sorprendido por su dimensión con relación al nivel operado en el mercado secundario de 46,99%.

Con una tasa de Lebac de 57% y una de Leliq (la que beneficia directamente a los bancos) de 74%, el Banco Central está diciendo que en las prioridades del Gobierno no está la reactivación de la economía.

Aunque Dujovne reniegue, en general todo el gabinete piensa igual, la ideología existe y por decisión de los argentinos está gobernando una de orientación neoliberal. Pero en 12 meses (si no se ve obligado el Gobierno a adelantar los comicios) esos mismos argentinos tendrán la oportunidad de decidir si ratifican o cambian la orientación ideológica de sus gobernantes. Ofertas, seguro, van a tener.

Y aunque se intente volver a enmascararla en la campaña electoral hay ahora una mayor conciencia de lo que significó para la sociedad este gobierno neoliberal.

Fuente: Minuto Uno

 

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