En otra tragedia que causó conmoción y polémicas en Italia, un precario gomón repleto de personas fue avistado el viernes por una ONG que ofreció ir en su rescate, pero la Guardia Costera italiana reenvió la oferta a Libia "como autoridad coordinadora del evento".
Según la edición online del Corriere della Sera, evidentemente nadie intervino hasta que, ayer por la noche, un helicóptero de la Marina Militar Italiana salvó a tres personas, sin chaleco salvavidas y en grave estado de hipotermia.
"Los sobrevivientes, llegados a la isla de Lampedusa, nos dijeron que eran en total 120", advirtió Flavio Di Giacomo, vocero de la Organización Internacional de Migrantes (OIM). "Después de 11 horas de navegación comenzaron a hacer agua y a hundirse, y las personas, a ahogarse. Se quedaron varias horas en el mar. Entre los desaparecidos hay diez mujeres, una embarazada y dos niños, uno de dos meses", agregó.
Según las autoridades libias, en la embarcación habría habido unas cincuenta personas. Pero medios italianos hablan de más de 100 y de una de las peores tragedias en el mar desde el trágico naufragio frente a la Isla de Lampedusa de 2013, que cosechó 368 víctimas.
A este desastre, además, se sumó otro naufragio con 53 muertos ocurrido en el Mar de Alborán, en la parte occidental del Mediterráneo, según notificó el organismo de las Naciones Unidas para los Refugiados. Este episodio llevaría a 170 muertos en el mar en dos días, una cifra espantosa.
"El naufragio es la demostración de que si reabres los puertos, vuelven los muertos y los traficantes volverán a hacer negocios y a asesinar. Corazones abiertos para quienes se escapan de la guerra, pero puertos cerrados para ONGs y traficantes", reiteró Matteo Salvini, ministro del Interior y hombre fuerte del gobierno populista italiano. Desde que asumió, en junio pasado, Salvini cerró los puertos del país a naves humanitarias que suelen salvar a migrantes, emprendiendo una pulseada que no cede. Entre Navidad y Año Nuevo pasados, 49 migrantes quedaron atrapados durante más de dos semanas en dos embarcaciones, en otro episodio escandaloso para la Unión Europea (UE).
"Vuelven al mar, frente a Libia, las naves de las ONG, los traficantes comienzan su trabajo sucio y las personas vuelven a morir. Pero el malo soy yo", lamentó Salvini, líder de la xenófoba y ultraderechista Liga, en una conferencia directa por Facebook en la que insistió en que no va a abrirle los puertos a las naves humanitarias. "Olvídenlo", espetó.
Lo cierto es que los tres sobrevivientes, todos africanos, desde Lampedusa, donde se encuentran en un centro de migrantes, aseguraron que para ellos es "mejor morir que volver a Libia", donde, según contaron, padecieron terribles abusos y violencia.
El presidente de Italia, Sergio Mattarella, expresó "profundo dolor por la tragedia que se ha consumado en el Mediterráneo", mientras que el primer ministro, Giuseppe Conte, se manifestó "shockeado". "Estamos aún más convencidos que antes de que debemos contrastar a esos traficantes que, después de haberle robado y torturado a las personas, las suben en embarcaciones hacia una muerte segura", dijo Conte. "No tendré paz hasta que estos traficantes sean juzgados por la Corte Penal Internacional, porque estos son crímenes contra la humanidad", agregó.
La tragedia provocó otra durísima reacción de las ONG: "Las personas corren el riesgo de ahogarse en un Mediterráneo vaciado", dijeron. "Con la exclusión de las naves de las ONG y el progresivo involucramiento de la llamada guardia costera libia, el Mediterráneo está desguarnecido. El naufragio de anoche es un crimen europeo", acusó Cesare Fermi, de Intersos.
"Sigue un genocidio y al ministro Salvini le diría: se hará un segundo proceso de Nuremberg y él no podrá decir que no sabía", disparó por su parte el alcalde de Palermo, Leoluca Orlando, desencadenando otra nueva polémica política.
Se estima que desde el 3 de octubre de 2013 al 24 de noviembre de 2018 murieron en el Mediterráneo más de 17.700 personas.
Por: Elisabetta Piqué, para La Nación.
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