Como cada 24 de marzo nos toca hacer un poco de memoria para llegar a la verdad y a la justicia. Un día como hoy pero hace 44 años nuestro País sufría un duro golpe para la historia Argentina. La junta militar en su primer día de gobierno de facto establecía: “Se comunica a la población que, a partir de la fecha, el país se encuentra bajo el control operacional de la Junta de Comandantes Generales de las FF. AA. Se recomienda a todos los habitantes el estricto acatamiento a las disposiciones y directivas que emanen de autoridad militar, de seguridad o policial, así como extremar el cuidado en evitar acciones y actitudes individuales o de grupo que puedan exigir la intervención drástica del personal en operaciones.”
De esta manera se fundaba uno de los periodos más oscuros de la Argentina. La desaparición sistemática de personas era el método empleado para acallar disidencias ideológicas. El odio justificado bajo el avance del comunismo y de las ideas de izquierda fue descomunal, miles de personas fueron violentadas y asesinadas bajo este arquetipo discursivo. La idealización del otro fue la construcción del enemigo, las mujeres, los trans, los negros, los zurdos sufrieron los peores sesgos racistas, homofóbicos y misóginos que el hombre blanco argentino podría conceptualizar.
Se produjo todo tipo de violación a los derechos humanos. La sociedad patriarcal y las ideas fascistas electrocutaban los cuerpos mojados de las mujeres en centros de detenciones clandestinos. De manera paralela, los militares cristianos disolvían el Congreso Nacional y la Corte Suprema de Justicia, el sistema tripartito tambaleaba, no había garantías de nada. El centro de detención clandestino en Córdoba, caratulado por los militares como el D2 funcionaba de manera normal en el mismo callejón de la Catedral de Córdoba, no eran momentos de tanta solidaridad y devoción por el hermano.
En las previas, como se conocían a los momentos anteriores a firmar la declaración de detención, los militares ultrajaban a los detenidos de manera ilegal. No era suficiente el maltrato psicológico si no se completaba con una picana lista para descargar sobre un cuerpo mojado. Por ahí se escuchaba “El que salga con vida tiene que contar lo que aquí pasa; Esto no puede quedar sin darlo a conocer” gritaba desesperada Liliana Callizo detenida el 1 de septiembre de 1976 y trasladada de manera ilegal al centro de detención clandestino “La Perla”, sin poder ver la luz durante dos años.
Por la apropiación y robos de bebes, por la complicidad empresarial, por la complicidad de la Iglesia, por el desastre económico de los genocidas dejando una deuda de 45.100 millones de dólares, por la violación de todos los derechos humanos y por el silencio cómplice de la sociedad Argentina. La zona 3, Subzona 31, Area 313 como era denominada Catamarca pide memoria, verdad y justicia, para poder decir verdaderamente nunca más.
Desaparecidos en Catamarca; Justicia por:
Nelly Yolanda Borda
Roberto Horacio Bugatti Osvald
Julio Genaro Burgos Ponce
Juan Carlos Pérez
Francisco Gregorio Ponce
Griselda Del Huerto Ponce
Silvio Mario Valderrama
Estela S Valdez
ASESINADOS EN LA MASACRE DE CAPILLA DEL ROSARIO
Rutilio Dardo Betancour Roth
Hugo Cacciavillani Caligari
José María Molina
Por Ignacio Parra