Lo hizo al presentar su libro autobiográfico "Peronismo, pampa, peligro, mi vida en a política argentina”, en la sede del Partido Justicialista (PJ) de Catamarca, que estaba colmado de funcionarios provinciales, dirigentes partidarios y militantes justicialistas locales.
Antes que Solá, para darle la bienvenida, habló la gobernadora Corpacci, también presidente del Consejo Provincial del PJ, quien felicitó al visitante “por este esfuerzo que estás haciendo, trabajando fuertemente en procura de unir al peronismo”.
“Lo peor que podemos hacer es dividir al peronismo”, remarcó Lucía, advirtiendo que “si nosotros nos peleamos y nos dividimos; no es que pierda el peronismo, pierde el pueblo y ganan otros a los que no les importa la gente”.
En medio de la recepción, la gobernadora Corpacci aprovechó la nutrida convocatoria para ubicar y saludar a la reconocida ex diputada provincial y activa militante peronista, Ana Castro, para felicitarla con motivo de su cumpleaños, incluso bajando del pequeño palco montado en el lugar, junto a su invitado Solá, para abrazarse con “Monona”.
Luego en el cobijo intimista y de mutua confianza “entre compañeros” que brindaba la reunión, con tono campechano Solá fue contando sobre el libro de su autoría, las motivaciones para escribirlo y el momento de presentarlo, “sin que sea un libro de campaña…, justo cuando me he decidido a ser candidato”, porque “hasta cuento cosas que no me favorecen del todo”, admitió; pero sin remordimientos ni arrepentimientos: “El que se enoje, que se enoje…”, enfatizó.
“Escribir sobre lo vivido no es sencillo. Para contar hay que tomar distancia. En ‘Peronismo, Pampa y Peligro’ cuento lo que yo vi, cómo lo vi y cómo lo sentí; con autenticidad, porque el peronismo se siente, o no se lo siente”, describió entre sus primeras frases.
Más adelante, se refirió a su “conversión” al PJ desde “una familia antiperonista”, con la simpática referencia a “mi vieja, de 96 años”, indicó, cuando “para justificar el final de la etapa semifeudal y la llegada del capitalismo, con ella y uno de mis hermanos, Enrique, el arquitecto, nos hicimos peronistas”, tal como detalla en el libro.
Después de reconocer que para sostenerse en la política, en ocasiones hasta debió “hacerse el boludo”; sin vueltas, en el texto de su autoría remarca que “no fui montonero porque tenía miedo, porque no estaba dispuesto a matar y, sobre todo, a que me mataran. Tenía una adhesión a la violencia teórica, pero en la práctica no hubiera soportado ver morir a un tipo, me hubiera asqueado, me hubiera ido. A los 22 años me gustaban Perón, las minas y el sol”.
En el análisis de Solá, no escapó la actual situación del país, calificándola de “desastre económico”, por la “herencia que va a dejar, sobre todo en términos de deuda externa, inflación y desindustrialización”, para apuntar irónicamente que “el mejor equipo de los últimos cincuenta años, no está ni para regentear un prostíbulo…”.
“Cuando ellos hacen desastres, después tenemos que venir nosotros para arreglarlo”, deslizó Solá, con un optimista vaticinio sobre las perspectivas del peronismo para las elecciones 2019, recalcando que “para ello se necesita la unidad, que es el único camino”
“A la unidad la piden en la calle”, insistió Solá, afirmando que “la pregonan y hasta la reclaman los argentinos politizados, los desesperados y los indignados con las acciones de Cambiemos”, para concluir que “todo aquel que no colabore con la unidad está actuando contra la Patria”.
Un mensaje que caló hondo entre los presentes, encabezados por la gobernadora Corpacci y el intendente capitalino Raúl Jalil, principales responsables de conducir el “barco peronista” entre los catamarqueños.
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